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Los rayos del sol entraban con suavidad por las cortinas de aquella habitación a oscura. La morena frunció el ceño y se aferró al duro cuerpo que tenía al lado. Abrió los ojos con cansancio viendo a Buba dormir junto a ella plácidamente. Se sentó sobre la cama sintiendo una fuerte punzada sobre la cadera, soltó un ligero quejido seguido de una risita "Lo de anoche no tiene nombre" pensó divertida, recogió la ropa que tenía esparcida por el suelo y se vistió rápidamente para salir de la habitación e irse a la biblioteca del chalet. Allí encontró el ordenador personal de Buba, este se lo había comprado hace años por capricho, pero nunca aprendió a usarlo, y no hablemos de Blasko.

O sea, ese maldito ruso no sabía ni cómo vestirse como una persona civilizada, menos aún sabrá hacer funcionar un ordenador.

En cambio, ella aprovechó tanto como pudo los contactos, de su ahora amante, para aprender tanto como pudo del mundo de la red y sus posibilidades. Se sentó frente a la pantalla y el teclado y se crujió los dedos, era hora de demostrar porque ella era la encargada de obtener información en BubaStreet.

Blasko se despertó resacoso y con la mirada borrosa, nada nuevo dispuestos a decir la verdad, se despertó ya que el camarero que lo había estado atendiendo toda la noche estaba tocándolo con un palo de escoba -Don. Blasko debería irse, ya es muy tarde, incluso para usted- Blasko bostezó y se levantó del suelo haciendo crujir todos y cada uno de los huesos de su castigado cuerpo, causando una mirada de desconcierto en el más joven. El ruso parpadeó varias veces tratando de recuperar su vista normal y una vez lo consiguió buscó con la mirada a cierto rubio que lo había acompañado toda la noche -sucio italiano- se burló con un gruñido afónico al encontrarlo tumbado sobre la barra, durmiendo. El ruso se levantó por fin haciendo crujir nuevamente su cuerpo para finalmente estirarse con pereza - ¿Qué hora ser? - preguntó mirando adormilado al camarero.

-La una del mediodía- explicó algo atemorizado. Blasko abrió los ojos, perplejo. Era tarde, llegaba tarde a la partida del Patrón y eso nunca se lo perdonaría -perdone si le he ofendido solo es que quisiera limpiar y cerrar el bar y...- antes de que pudiera responder Blasko salió corriendo tirando varias mesas por el camino - ¡Oiga! ¡¿Qué hago con su amigo?!- gritó desde la puerta del bar viendo como el ruso se alejaba.

- ¡Despiértalo tú, ahora es tu problema! - gritó el castaño sin detenerse.

Blasko no paró de correr hasta oír las olas del mar y divisar el chalet, ahí se calmó un poco y respiró más tranquilo. Había corrido un maratón de 45 minutos y estaba todo sudado y agotado, carraspeó ante las puertas y las abrió con decisión - ¡Blasko está en casa! - gritó respirando con fuerza, segundo después pasó frente a él un italiano bien vestido y aseado.

-Buenos días, Blasko- dijo con calma pasando por delante de él con un cigarro en la boca.

-Pero tú... como... que... cuando...- repetía una y otra vez.

-Blasko cálmate- explicó calmado Bruno.

- ¡¿Cómo has llegado antes que Blasko?!- gritó haciendo gestos con las manos.

-Estamos en pleno siglo veintiuno del milenio Blasko- dijo dándole un sorbo a su cigarro -he tomado un taxi- explicó como si fuese la cosa más normal del mundo, y realmente lo era. Blasko trató de recriminarle cualquier cosa, pero por desgracia nada se le ocurrió, así que siguió su camino para darse una ducha mientras gruñía cosas en ruso, muchas de ellas insultos hacia el italiano, los italianos en general y todo lo que tuviera que ver con aquel rubio con tupé.

Shiva se estiró sobre la silla, mientras, escuchaba como la impresora a su lado casi sacaba humo por todas las copias que estaba haciendo, había logrado encontrar información muy jugosa y había podido hablar con varias personas que le debían favores asegurándose que nadie pudiera acercarse a ella en mucho tiempo. Miró adormilada su reloj de pulsera viendo que ya era la hora de la partida de Buba, suspiró con pena mientras se apoyaba sobre la mesa. Siempre le había aterrado la idea de que aquel melenudo tardara más de diez días en volver, lo que solo podía significar una cosa. Buba el Patrón HABÍA MUERTO. La sola idea de pensar en ello le erizaba la piel, en ese momento se escuchó como la impresora acababa de trabajar, entonces ella se levantó y sujetó los papeles entre sus manos observándolos con una sonrisa confiada. Caminó hasta la salida donde ya la esperaban su trio dinámico, se paró al lado del ruso dedicándole una ligera mirada de odio al rubio sin que nadie se diese cuenta.

-Bien chicos, me voy- explicó el moreno, cargando la maleta en el coche. Le dedicó una mirada al rubio -Bruno- llamó ganándose la atención del menor -ganaste el juego, así que estás al mando- explicó con una sonrisa. Shiva sintió pena, si él tan solo supiera la verdad -me sabe mal Blasko, pero es lo justo- explicó mirando al ruso con serenidad, este miró a otro lado algo indignado -Shiva- llamó captando la atención de la doctora, éste se acercó a ella quitándose las gafas de sol una vez estuvo frente a ella -te quiero- dijo plantándole un beso largo pero lleno de ternura, Bruno solo se dedicó a encenderse un cigarro tratando de dejarles privacidad mientras el ruso solo miró a otro lado. Una vez finalizó el beso, Shiva se quedó parada con la mirada iluminada -volveremos a vernos- susurró mientras se acercaba al ruso -Blasko, llévala al aeropuerto antes de 45 minutos, ¿Puedo confiar en ti? - preguntó ceñudo, el susodicho se cruzó de brazos tratando de hacerse el fuerte -Blasko...- llamó de forma suave.

- ¡Argh! - se quejó dándose por vencido - ¡Está bien Patrón, si Blasko no puede ser el que esté al mando, Blasko cuidará de Shiva con toda su fuerza! - explicó sacando músculo de nuevo causando una risotada en Buba.

-Eso es lo que quería oír- dijo mostrando su mano alzada a la altura de su pecho -nos vemos amigo- explicó recibiendo un fuerte apretón de manos del ruso el cual lo miró con una sonrisa retadora.

Finalmente, Buba se había ido, ahora solo quedaban Bruno, Blasko y Shiva viendo como el coche se alejaba lentamente en el horizonte -bueno Shiva, nos vamos- explicó pasándole el brazo por encima del hombro en signo de camaradería el ruso. Ésta asintió nerviosa, por varios motivos, ya que Bruno no le quitaba la vista de encima junto a una sonrisa confianzuda.

El trayecto al aeropuerto fue silencioso, el ruso se dedicó a escuchar la radio y ella a sostener con fuerza su bolso, en el que guardaba un sobre muy importante -ey Shiva- llamó Blasko, ésta lo miró - ¿Puede Blasko saber a dónde vas? - preguntó curioso -el Patrón nos ha dicho que te irás durante un tiempo, no ha dicho cuánto, pero parecía triste- explicó con cara de preocupación.

-Bueno yo...- apretó el sobre con fuerza, debía dárselo a Blasko, él era el indicado. Pero el miedo podía con ella.

-Si no quieres hablar no lo hagas, pero...- se pensó un segundo lo que iba a decir -Blasko cree que BubaStreet no será lo mismo sin ti- explicó algo sonrojado, la morena sonrió enternecida. Blasko no era el monstruo que todos creían, tenía su punto de sensibilidad, solo su punto, pero ahí estaba.

-Gracias, Blasko...- susurró cuando este frenó delante de su destino. Ambos bajaron y se encaminaron hacia el vuelo que al parecer Buba había pedido en algún momento para ella, con dirección a Alemania, el cual allí BubaStreet tenía contactos que podrían protegerla de todo aquello que tratara de dañarla.

Finalmente llegaron a la entrada del vuelo y, allí ambos se detuvieron -bueno, Blasko se ha alegrado de conocerte- explicó haciendo un apretón de manos a la mujer. Ésta se quedó de espaldas a él unos instantes, finalmente se decidió a darse la vuelta con el sobre en mano y entregárselo al ruso, el cual lo aceptó con un gesto confuso.

-Tienes que leer esto Blasko, es de suma importancia que hagas lo que tengas que hacer antes de que Buba vuelva de su viaje- explicó con voz profunda.

-Pero...- Blasko abrió el sobre viendo muchos papeles con información muy variada - ¿Asesinatos? ¿Notas de prensa? ¡¿La Familia Carpaccio?! ¿¡Shiva que es esta mierda?!- gritó escandalizado, la morena le tapó la boca tratando de que no llamara tanto la atención.

-Blasko, concéntrate- pidió sujetándolo del rostro -Bruno nos ha engañado, a todos. No dice quien realmente es y no solo eso, pretende matar a Buba el Patrón y tú eres el único que puede salvarnos- explicó ceñuda aun sin soltar la cabeza del ruso.

- ¿El único? - preguntó confundido mostrando una cara un tanto graciosa por culpa de que Shiva le apretaba los cachetes.

-Si Blasko- dijo convencida -haz lo que sea necesario para que BubaStreet no caiga, ya que si ese jodido italiano gana...- se mordió el labio para reprimir las lágrimas -Buba morirá- y en ese momento un altavoz indicó que era la hora de su embarque -me voy Blasko Poliovich...- anunció separándose de él y entrando por el túnel -buena suerte- dijo finalmente para perderse de la vista del castaño, el cual miró lentamente cada uno de aquellos papeles mostrando una extraña mueca que aterrorizaba a todos lo que pasaban cerca, una extraña mezcla entre una sonrisa, un ceño fruncido, un tic en el ojo y muchas venas apareciendo por toda su frente.

-Voy por ti italiano-

Buba el Patrón. ReeditadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora