El juicio fue rápido y sencillo, Blasko disfrutó muchísimo riéndose y burlándose del juez. Todo terminó en una decisión unánime por parte del jurado que optó por la prisión permanente no revisable.
Y realmente a Blasko no le iba mal en prisión, le daban un techo bajo el que vivir, le lavaban la ropa, comía todos los días y lo mejor de todo aquello es que todo era gratis, la única pega es que lo obligaban a ducharse tres días a la semana. A parte Blasko tenía un compañero de celda muy majo, nunca recordaba su nombre, pero se llevaban muy bien, incluso le cedió su cama cuando descubrió que él era Blasko Poliovich.
Todo cambió un día en que un agente abrió su celda mientras él dormía en sus dos camas -felicidades Poliovich, han pagado tu fianza- explicó sin muchos ánimos. Blasko lo miró por encima del hombro tumbado en la cama sin entender qué quería decir aquel tipo -te largas- insistió empezando a perder la paciencia.
-Blasko no quiere- dijo tapándose aún más con la manta y tratando de volver a dormir. Todo resultó en que Blasko tuvo que ser sacado de su celda por cinco hombres mientras él gritaba como un loco que no quería irse de allí, finalmente pudieron sacarlo al pasillo cerrando la puerta de un portazo - ¡No podéis hacerle esto a Blasko! ¡El viernes hay hamburguesa para comer! - gritó colérico, un guardia salió por fin.
-Blasko, eres libre, puedes irte, ya no hace falta que te quedes aquí. Así que ve a buscar tus cosas y lárgate- y acto seguido volvió a entrar por la puerta dejándolo con la palabra en la boca.
Blasko llegó a una especie de recepción ballada, allí lo esperaba un hombre algo mayor - ¿Nombre? - preguntó amable.
-Blasko Poliovich- respondió sin muchos ánimos.
-Ya vas a salir por lo que veo- explicó retirándose a buscar un par de cosas.
-Han pagado la fianza de Blasko- explicó sacándose un moco.
-Vaya por Dios, ¿Y ya tienes ganas de ser libre? - preguntó curioso mientras traía una caja con los objetos del ruso.
-No- respondió haciendo un puchero.
-Bueno, pues que se le va a hacer ¿Verdad? En fin, a tu nombre tienes, media botella de Vodka, una foto, y unos calzoncillos- explicó, entregando los objetos.
-Gracias por cuidarlos, son los calzoncillos de la suerte de Blasko- explicó metiéndoselos en el bolsillo y tomando un trago de la botella -por cierto ¿Quien pagó la fianza de Blasko? - preguntó curioso mirando aquella foto donde salían los integrantes de BubaStreet.
-No lo sabemos, fue desde el anonimato, ah, por cierto- miró algo debajo de su mesa sacando algo de un cajón -el que pagó la fianza también dijo que querrías tener esto- explicó mostrando las llaves de un coche. Blasko las tomó y se quedó mirándolas un rato, finalmente decidió salir encontrándose con el aparcamiento de la prisión. Una vez allí una idea loca surgió de su cabeza, así que apuntando en todas direcciones empezó a apretar el botón para abrir el coche dueño de aquellas llaves, pitando finalmente un coche de color negro al cual se acercó resultando ser un Mustang.
-No puede ser...- y tras decir aquello corrió a mirar la matrícula del vehículo quedando confuso y feliz al ver que este era el del Buba - ¿Cómo has llegado tú aquí? - preguntó acariciando la carrocería, había escuchado de algunas fuentes que la mayoría de cosas del Patrón habían sido vendidas en una subasta después de su desaparición, entre ellas su Mustang negro. Finalmente, Blasko se subió al vehículo buscando cualquier cosa irregular por las guanteras encontrando una carta con una frase que lo resolvió todo.
"Siento que no sea Vodka, de tu italiano favorito"
Blasko mostró una sonrisa divertida para luego arrugar la carta y tirarla por la ventana -estúpido italiano- escupió para luego encender el coche y salir a toda potencia del lugar.
Condujo por casi dos horas hasta llegar a un acantilado que daba al mar, Blasko bajó un momento del vehículo para comprobar la altura del precipicio viendo que era muy alto, acto seguido se volvió a subir al coche para arrancarlo y tirar marcha atrás unos cincuenta metros. Finalmente suspiró, sacando un pendrive de la guantera y colocarlo en el conector de la radio. Empezando así a sonar el himno de la Unión Soviética para luego acelerar tanto como pudo y lanzarse al vacío con el "Dabaï" más fuerte que había gritado en su vida.
Meses más tarde, en una playa cercana a esa zona, una grúa sacaba un Mustang negro destrozado del agua del mar mientras varios policías y forenses rodeaban la zona.
- ¡Señor! - dijo un agente presentándose ante su superior - ¡Hemos encontrado el Mustang negro con el que se vio por última vez a Blasko Poliovich, pero no hay rastro del cuerpo! - el hombre suspiró ante tales noticias.
-Dejadlo, ese maldito ruso ya está durmiendo con los peces- y así, nunca se encontró el cuerpo de Blasko, quedando siempre en paradero desconocido.
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Buba el Patrón. Reeditado
MizahLa idea de "Mafia" a cambiado radicalmente con el tiempo, pero todo lo que conozcas sobre este tema dará un giro de tuerca cuando el Cartel de BubaStreet, una Mafia diferente, llegue a la cima. Sigue las aventuras de Buba el Patrón, un negro cocain...