Buba el Patrón. Reeditado

17

Bruno y Blasko llegaron a aquel bar que el ruso tanto frecuentaba, fueron allí a pedido de este último el cual no estaba de su mejor humor. ¿Y cuándo lo estaba?

-il pecato- dijo Blasko observando el lugar -el mejor vodka de la ciudad-

-Si tú lo dices- bromeó Bruno siguiendo al mayor.

Ambos se sentaron en la barra a la espera de que el camarero les tomara sus pedidos, los cuales fueron un vaso de whisky por parte del italiano y dos botellas del vodka más fuerte que tuvieran para el ruso. Bruno trató en varias ocasiones de entablar conversación, pero al parecer su acompañante no tenía muchas ganas de charlar, pero al parecer estas fueron aumentando conforme ambos iban bebiendo, siendo el más joven engatusado continuamente por Blasko para que siguieran bebiendo sin parar.

-Oye Blasko- llamó el rubio ya algo embriagado, el nombrado limpió los restos de alcohol de sus labios y prestó atención con la cara torcida - ¿Por qué no dejamos este local de mala muerte y nos vamos por ahí a buscar la compañía de algunas damas de carretera? - Blasko levantó una ceja, confundido.

- ¿De qué hablas italiano? - preguntó girándose sobre el taburete del bar para estar de frente con él.

-De putas Blasko, hablo de putas- explicó con una sonrisa cómplice, el ruso pareció meditarlo durante unos segundos, para finalmente girarse nuevamente hacia sus botellas y seguir bebiendo.

-Nah... a Blasko no le interesan las mujeres- explicó tras beber un largo trago -son ruidosas, pesadas y huelen a flores, puaj- explicó sacando la lengua, asqueado.

-Eh... ¿Así que no te gustan las mujeres? - preguntó Bruno mostrando una sonrisa maliciosa, Blasko respondió con un simple "No", el rubio por su parte se apoyó sobre la barra y bebió otro vaso de licor - ¿Quién lo iba a decir? Blasko Poliovich batea hacia el otro lado- explicó tratando de chinchar a su compañero.

-Bueno...- el castaño se sujetó el mentón pensando en las palabras de su compañero de copas -si te digo la verdad, a Blasko tampoco le atraen los hombres- y tras aquello volvió a beber de su octava botella, dejando impactado al más joven por varios motivos.

-Espera... ¿Dices que no te gustan ni los hombres ni las mujeres? - preguntó señalándolo -Eso no tiene sentido, ¿Entonces que te gusta? - el acusado dejó su bebida a un lado y se cruzó de brazos meditando aquella pregunta, tras quince minutos de silenciosa intriga parecía que conocía la respuesta.

-A Blasko...- eructó -le gusta el vodka- y tras aquello se levantó -Blasko tiene ganas de cagar- y tras aquello se fue en dirección al baño. No sin antes soltar un sonoro pedo de camino al WC.

Cabe recalcar que la gente alrededor de Blasko abandonó el local rápidamente.

- ¿¡El vodka!?- repitió indignado en un inicio, pero tras meditar la respuesta que le dio el ruso empezó a reírse solo sobre su asiento -sí, debí suponerlo- era curioso, hacía tiempo que no reía de forma verdadera, y aquel sucio borracho lo había logrado con una frase tan simple y estúpida. Porque si de algo nunca se cansaría Bruno, era de decir que Blasko Poliovich era un simple. Rápidamente empezó a abanicarse la nariz sin dejar de sonreír.

La noche siguió entre risas y alcohol siendo el que más se reía el rubio por las ocurrencias y tonterías que decía o hacía el ruso, así fue hasta que una pregunta pasó por la mente del rubio -oye Blasko, ¿Cómo os conocisteis el Patrón y tú? - preguntó con curiosidad, pero el ceño del ruso se frunció levemente.

-Ten cuidado con lo que preguntas italiano- explicó bebiendo otro trago -no serias el primero que acaba muerto por hacer ese tipo de preguntas- Bruno en un caso normal se ofendería ante aquellas palabras, pero no estaba en un estado de lucidez absoluta así que simplemente se puso a reír ante un recuerdo - ¿De qué te ríes? - preguntó pegándosele a él también la risa.