Se encontraba en su clínica limpiando algunos utensilios que había usado aquella tarde. Una vez hubo terminado, miró el reloj de pared que tenía en su oficina -las ocho y media, hora de cerrar- explicó dando un pequeño aplauso. Ya estaba recogiendo sus cosas, cuando oyó que alguien llamaba a la puerta con insistencia -lo siento ya he cerrado- alzó la voz para que la escucharan por encima del repiqueteo, pero a pesar de su anuncio los golpes no cesaron, ella gruñó harta de tanto ruido y fue directa a abrir la puerta -¡He dicho que...!- un suspiró salió de sus labios al encontrarse con Buba el Patrón junto a varios hombres -Patrón ¿Qué ocurre?- ya hacía varios años que trabajaba con aquel narcotraficante de renombre, pero nunca iba él mismo a su clínica, si no era de vital importancia.
-Shiva, tienes que ayudarnos- habló el de piel oscura de manera seria, la llamada se ajustó las lentes algo nerviosa -Blasko está muy malherido, necesita intervención inmediata- la mirada de la mujer se intensificó al oír aquello.
-Pasad- ordenó dejando sitió en la puerta, los cuatro hombres entraron rápidamente dejando ver que uno de ellos llevaba al ruso en la espalda -tumbadlo en la camilla- tras decir aquello sacó la cabeza por la puerta, asegurándose de que nadie los hubiera seguido. Cuando comprobó que todo estaba correcto cerró con llave y apagó las luces.
- ¿Ya podrás ver bien sin luz? - preguntó el moreno viendo como su amigo era puesto sobre la camilla, dejando ver mucha sangre en su estómago. Este emitía algún sonido de molestia de vez en cuando. Blasko, no su estómago.
-Por favor Patrón, ¿Acaso duda de mí? - preguntó Shiva poniéndose unos guantes - ¿Cómo ha sido? - dijo llegando a donde Blasko, empezando a abrirle el chaleco de camuflaje que siempre llevaba.
Buba miró a sus acompañantes y les ordenó que se marcharan. Estos, incrédulos, obedecieron la orden dejando a aquellos tres solos en la habitación. Una vez hecho esto la de piel morena encendió una pequeña lamparita que tenía sobre la mesa y la acercó lo máximo que le permitió el cable -en un tiroteo- confesó Buba -la policía nos emboscó, al parecer hay algún soplón- explicó empezando a morderse las uñas.
-Joder...- se quejó la chica sacando poco a poco los restos de metralla de la herida- habrá que coser- sentenció.
- ¿Dónde guardas las anestesias? - preguntó el melenudo levantándose.
-No hay tiempo- explicó ceñuda la doctora -Blasko- llamó captando la atención del tumbado -tanto que alardeas de valentía ¿Te ves con huevos de que te ponga quince puntos sin anestesia? - este levantó la mano con pesadez elevando su pulgar -bien- dirigió sus lentes al moreno -Buba, tráeme hilo y aguja, yo trataré de detener el sangrado -este asintió y se encaminó hacia unos estantes -están en el segundo cajón al fondo- explicó tapando la herida con varias gasas ya empapadas en sangre.
-Aquí están- dijo dándoselos a la doctora.
-Bien Blasko, no te voy a mentir, esto te va a doler un montón- explicó poniendo el hilo en el ojo del alfiler.
-Blasko no siente dolor- gruñó él decidido y, tras un suspiro por parte de la doctora, clavó la aguja en la carne del castaño haciéndolo revolverse en la camilla.
-Buba, sujétalo- pidió ella y él obedeció- uno menos amigo, esto ya casi está- dijo tratando de alentarlo.
Treinta minutos más tarde Blasko descansaba en la camilla bebiendo algo de licor que Shiva guardaba por ahí, de mientras Buba volvía de pedir a los dos acompañantes que se fueran. Finalmente, este se encaminó hacia su amigo -eh, ¿Qué tal te encuentras? - preguntó con suavidad.
-Patrón... quiero que sepa ¡Hip...! Que Blasko le quiere mucho- y tras decir aquello se durmió. Buba negó con la cabeza, exasperado. Luego se fijó en la chica morena viendo que fumaba sentada tras su escritorio.
-No fumes, no es bueno para ti- explicó a modo de broma mientras se sentaba frente a ella.
-Lo dice el cocainómano- se defendió ella soltando el humo.
-Tuche- respondió él soltando una leve risa, quedándose así ambos en un incómodo silencio.
-Otra traición ¿eh? - preguntó ella captando la atención del de lentes oscuros- es la tercera este mes- explicó frustrando al otro.
-Sí...- dijo apoyando su espalda sobre la silla.
-Debería vigilar más con quien hace negocios, Patrón- reprendió ella tirando la ceniza en el suelo -algún día pasará algo de verdad- ella dejó su cigarro de lado y se apoyó sobre sus codos en la mesa -sé que trata de proteger a su gente haciendo esos tratos, pero también debe tratar de protegerse a usted mismo- Buba se levantó de golpe y se acercó a una pared golpeándola con fuerza.
- ¡Lo sé...! - gritó con furia -lo sé...- repitió desolado, ella se le acercó por la espalda y le acarició el hombro.
-Buba...- llamó ella con suavidad, solo había dos persona en ese mundo que tenía derecho a llamarle por su nombre, una era Blasko y la otra era aquella mujer que tanta ayuda les había brindado -nos conocemos desde hace tiempo y sé que tú te preocupas por todos, excepto por ti mismo- él no respondió nada ante aquellas palabras, que si bien sabía que eran ciertas, también lo hacían enojar -solo ten cuidado- dijo dando por finalizada la conversación -Blasko se podrá ir esta misma noche, solo dile que repose durante unos días y que tome antibióticos- explicó preparando todo para irse.
- ¿Realmente piensas que va a hacerlo? - bromeó volviendo a su humor de siempre.
-Por lo menos intenta que se tome los medicamentos- dijo frustrada -este hombre no tiene ningún orden- se quejó mirando al ruso de reojo.
-Ha tenido una vida dura- respondió volviendo a su estatus de hombre imperturbable. Se acercó a su amigo y lo despertó dándole varios golpecitos en la cara -vamos maldito vago, hay que irse- ordenó sin muchos ánimos. Blasko se levantó seguido por algunos quejidos por parte del mismo -nos vemos Shiva- se despidió Buba poniendo uno de los brazos del herido en sus hombros.
-Adiós doctora, ya me encuentro ¡MUCHO! Mejor- dijo aún presa de los efectos del alcohol. Una vez fuera, Buba ayudó a subir a Blasko al coche y cuando el primero también se subió, vio que su amigo reía de forma boba - ¿Qué te hace tanta gracia, tío? - preguntó confuso.
-Blasko cree que vosotros dos hacéis muy buena pareja- dijo con la cara descolocada, Buba se sonrojó, pero gracias a la oscuridad de la noche el borracho no pudo notarlo.
-Vámonos a casa, estás muy borracho- y así prendió el auto y ambos se marcharon.

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Buba el Patrón. Reeditado
HumorLa idea de "Mafia" a cambiado radicalmente con el tiempo, pero todo lo que conozcas sobre este tema dará un giro de tuerca cuando el Cartel de BubaStreet, una Mafia diferente, llegue a la cima. Sigue las aventuras de Buba el Patrón, un negro cocain...