Prologo: Bruno

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La familia Carpaccio estaba de luto, Baldassar Carpaccio líder y patriarca de los Carpaccio, la mafia más influyente de Italia había muerto de un paro cardiaco, el día de su funeral toda la familia y sus socios más importantes estaban allí para despedirse de aquel hombre, entre los cuales estaban sus hijos, ahora únicos descendientes de la familia Carpaccio.

Bruno se acercó al ataúd de su padre posando su mano sobre la de él, besándola con cariño tal y como él lo hubiese deseado -requiestcat in pace- dijo apenado. Una mano se posó en su hombro poniéndolo alerta.

- ¿Cómo lo llevas hermano? - preguntó Ángelo, hermano mayor de Bruno y nuevo patriarca de los Carpaccio.

-Bien supongo, estoy feliz de que al menos ahora está junto a madre- explicó sin girarse, ahora a quien menos quería ver era a su hermano. Ángelo no supo qué más decir, desde que Bruno había vuelto de su última misión haría ya un año ya no era el mismo, sonreía muy poco pero cuando lo hacía era con ganas, aparte de que había tratado de dejar de fumar en varias ocasiones, pero siempre volvía, quizás los malos hábitos nunca se quitan.

La gente se fue marchando de la habitación de luto. Cayendo la noche solo quedaba una persona en todo el lugar, Bruno. Seguía delante del ataúd de su progenitor, finalmente suspiró -ay... padre, hay tantas cosas que quisiera haberte contado- susurró con una ligera sonrisa -requiestcat in pace- dijo nuevamente para por fin cargarse su chaqueta de esmoquin y dirigirse a la salida. Encontrándose en la sala previa a la salida del edificio una serie de agentes de policía apuntándole con sus armas.

-Bruno Carpaccio, queda detenido por numerosos casos entre los que destacan incontables asesinatos en primer grado, secuestros, malversación de fondos y muchos otros más. Por favor, entréguese sin oponer resistencia- explicó uno de los agentes.

Bruno chisto molestó -cobardes...- susurró, habían aprovechado el entierro de su padre para tenderle una emboscada a la familia Carpaccio, o eso pensaban ellos. Bruno metió la mano dentro de su chaqueta lentamente.

- ¡No se mueva! - gritó otro de los agentes aferrándose a su arma con miedo, les habían dicho que aquel tipo era un monstruo - ¡Pues entonces no haga movimientos bruscos! - dijo al ver que el rubio no se detenía. Los agentes quedaron extrañados al ver que aquello que sacaba de su bolsillo era un cigarro y un encendedor.

-Os creéis que esto es Barcelona- dijo dirigiéndose el cigarro a la boca, confundiendo aún más a algunos agentes y acobardando a otros -pero no...- susurró para luego encenderse el cigarro, sin previo aviso una lluvia de balas caía sobre los agentes pasando los proyectiles meticulosamente para que no dieran a Bruno, finalmente la balacera se detuvo y los que la causaron se movieron para quedar justo al lado de su jefe- esto ahora es BubaStreet.

Buba el Patrón. ReeditadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora