Buba el Patrón. Reeditado

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Buba llegó al aeropuerto agotado, había tenido que recurrir a unos primeros auxilios muy tercermundista para, por lo menos, poder subirse a su coche y emprender un largo viaje hasta un aeropuerto, lugar en el que había cerciorado una cita con un aviador colega suyo que lo sacaría del país en un pequeño avión, todo esto mientras trataba de escapar de la policía que no dudaron ni un segundo en disparar.

Aparcó el coche derrapando contra el pavimento, varias personas que pasaban por allí en aquel momento tuvieron que apartarse abruptamente para evitar ser aplastados por el Mustang, siendo aún más sorprendidas al ver quien era el que bajaba de aquel vehículo junto a una escopeta al mismo tiempo que cojeaba, manchando el suelo de sangre con cada pisada que daba.

-Mierda...- gruñó molesto, estando en la entrada pudo ver como varios furgones policiales se detenían delante del aeropuerto, dejando bajar de estos muchos agentes. Ahí empezó una carrera en la cual tuvo que prescindir de su pierna corriendo tanto como la adrenalina le permitiese, pero una muy fuerte punzada lo hizo caerse al suelo haciendo que todo el mundo lo mirara.

-Oiga amigo, ¿Está bien? - preguntó un tipo agachándose a ayudarle quedando impactado al verlo de frente. Un grito ahogado por varias personas se hizo presente al ver quien era aquel tipo que había caído al suelo con una pierna manchada completamente de sangre.

-Apártate- ordenó con rudeza, empujando al tipo al mismo tiempo que se levantaba.

- ¡Patrón! - llamaron unas voces, al girarse se encontró con varios jóvenes marroquíes - ¿Que ha ocurrido? ¿Está bien? - preguntó uno, recordaba a aquellos chiquillos, los conocía del barrio de BubaStreet -déjenos ayudarle- pidió acercándose, pero Buba se lo impidió apuntándolos con la escopeta.

-Largo- ordenó con voz fiera, la policía se acercaba y no permitiría que nadie del barrio de BubaStreet fuera relacionado con él, aunque eso significase perder el respeto de su gente.

-Pero... Patrón-... trató de decir.

Un fuerte disparo los hizo agacharse ante el miedo, su amigo hizo lo mismo y con él todo el mundo, Buba había disparado su escopeta hacia el techo con intención de dar miedo, debía darse prisa si no quería convertir aquel aeropuerto en una zona de tiroteo, aunque aquello fuese en contra de sus principios, que era jamás tomar rehenes.

- ¡Muy bien! - gritó avanzando con prisa hacia la salida a las pistas de aterrizaje - ¡Que nadie se mueva o lo lleno de agujeros con relleno de plomo! ¡¿Alguien no lo ha entendido?!- y tras decir aquello continuó apresuradamente.

Lastimosamente justo al salir por la puerta que lo llevaría hasta la libertad varios agentes se presentaron allí, armados y apuntándole con armas automáticas, haciendo inservible su escopeta.

-Levante las manos Buba el Patrón, queda detenido- ordenó un soldado.

Buba los apuntó con su escopeta en un vano intento por acobardar a aquellos tipos, pero fue inútil, aquello solo hizo que los láseres de las armas se dirigieran a su cabeza de manera amenazante.

-Haz lo que dicen Patrón- dijo una anciana voz detrás de él, en esta ocasión Buba no se giró para ver quien le hablaba, pero no hizo falta. Un hombre de avanzada edad caminaba por su lado colocándose entre los agentes y mirándolo con cara de superioridad -Cuánto tiempo, por fin cara a cara de nuevo ¿Eh Buba? - bromeó con una sonrisa altanera.

- ¿Te conozco? - preguntó Buba aun sin bajar el arma.

-Tu a mí no, pero yo a ti sí- explicó sin muchos detalles -mi nombre es Abraham Torres, jefe de policía de la división de lucha contra el narcotráfico de España, un placer, aunque ya nos conocíamos- Buba levantó una ceja, confuso.