Remontémonos unos años atrás, no demasiados, a la bella ciudad de Florencia, Italia. No muy a las afueras de esta hermosa ciudad se encontraba un antiquísimo molino, restaurado por una de las familias más influyentes de la época.
Dentro de aquel molino se encontraba un pequeño de unos nueve o diez años, pero a pesar de lo que puedas pensar por su corta edad el niño no estaba jugando, sino que estaba mirando un cuchillo entre sus manos para acto seguido lanzarlo contra un viejo tronco haciendo que la punta de la filosa arma se incrustara en él.
-Muy bien mi niño- felicitó una mujer a un par de pasos del menor, el chico frunció el ceño levemente y se acercó al tronco para sacar el cuchillo con suma facilidad.
-No es suficiente, este corte no es mortal- explicó él dándole vueltas a la hoja entre sus manos.
-Ya, ya... a la próxima lo harás mejor- trató de animar la mujer acercándose al pequeño, este no aceptó muy bien los ánimos de su madre, pero igualmente le mostró una ligera sonrisa -ahora vayamos al comedor, seguro que tu padre y tu hermano nos están esperando- aquellas palabras volvieron a molestar al rubio, su hermano... ¿Porque todo siempre giraba alrededor de él?
Una vez sentados todos a la mesa los empleados del lugar empezaron a servir los platos, empezando claramente por el cabecilla de familia, su señora y seguidamente los dos pequeños, claramente empezando por el mayor.
-Ángelo...- llamó el cabecilla al hijo mayor evitando que se metiese una cucharada de sopa a la boca - ¿Recuerdas lo que tenemos que hacer siempre antes de comer? - preguntó con mirada severa.
-Eh... ¿Bendecir la mesa? - preguntó algo dudoso. El hombre asintió.
- ¿Alguien se ofrece? - preguntó mirando alrededor de la mesa, pero parecía que nadie quisiese hablar -Bruno- llamó con calma, el nombrado miró de reojo a su padre -bendice tú la mesa hijo mío- el semblante del niño se iluminó por un instante, su padre no sería el hombre más expresivo y cariñoso del mundo, pero aquellos detalles que solo tenía con él hacían del menor el niño más feliz del mundo.
-Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos. Amén.
-Amén- repitió toda la familia al unísono para acto seguido empezar a comer.
-Baldassar, ¿Sabes qué? Bruno está mejorando mucho en el lanzamiento de cuchillos- explicó la mujer con ilusión. El nombrado miró durante un segundo a su señora y después enfocó su mirada en el menor.
- ¿Es eso cierto? - preguntó con total inexpresividad, Bruno no supo qué responder.
-Su... supongo que sí- dijo desviando levemente la mirada.
-Me alegro mucho hijo, felicidades- respondió el tal Baldassar con un asentimiento de cabeza, aquel gesto significó muchísimo para el joven italiano haciéndole sonreír con ganas.
-Oiga padre, ¿Como han ido las finanzas este mes? - preguntó Ángelo, el hijo mayor, de repente.
-Nada de trabajo en la mesa Ángelo- riñó la mujer con el ceño fruncido.
-Oh vamos madre, solo quiero saber un par de cosas- se quejó él con falsa pena.
-Déjalo Adrienna, es normal que el chico pregunte, pronto será el próximo Don. Carpaccio- aquello hizo que Bruno casi se metiera la cuchara en el ojo, ahí estaba de nuevo, su "queridísimo" hermano Ángelo robándole el protagonismo. Porque si había una sola cosa que odiase en este mundo era a su hermano, ¿Por qué? simple. Por nacer antes que él, porque si, así eran las cosas en la familia Carpaccio, el hijo mayor se quedaba con todo y el menor vivía siempre a la sombra del otro, por ello mismo Bruno siempre entrenó, porque él siempre tenía que ser el mejor siendo su madre su única fuente de apoyo sobre aquel tema. Pero un día, una gran noticia llegó a los Carpaccio. La doña estaba embarazada de un varón, lo que significaba una gran noticia para Bruno ya que aquello quería decir que quizás tendría una oportunidad de obtener el puesto que le correspondía.
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Buba el Patrón. Reeditado
HumorLa idea de "Mafia" a cambiado radicalmente con el tiempo, pero todo lo que conozcas sobre este tema dará un giro de tuerca cuando el Cartel de BubaStreet, una Mafia diferente, llegue a la cima. Sigue las aventuras de Buba el Patrón, un negro cocain...