Tanto Bruno como Buba pasaron la tarde en un hotel, ya que al día siguiente sería la entrega por la cual habían acudido a Granada. Lo malo era que el italiano aún no sabía con certeza dónde se haría dicha entrega, así que por el momento decidió esperar.
Estaban dirigiéndose a dicho lugar en el coche del moreno, pero en un momento dado se salieron de las calles de la ciudad, entrando por un camino de tierra. Minutos después llegaron a un paso de tren en medio del bosque, y allí, Buba detuvo el coche -es aquí- explicó bajándose del Mustang seguido por Bruno, el cual sonrió confiado. Ya sabía el lugar de la entrega.
-Perdone Patrón me retiro un momento, no me encuentro demasiado bien- se excusó el rubio sujetándose el estómago, fingiendo malestar. Buba frunció el ceño asustando levemente al rubio, ¿Estaría sospechando?
-No me tomes a mal Bruno- dijo acercándose a él hasta que estuvo a pocos centímetros -pero no intentes nada raro, tío- explicó con voz en penumbra.
-Claro Patrón, ¿Que se cree? - Bruno siempre agradecería su habilidad para mantener la calma, o por lo menos aparentarlo. Buba por su parte pareció relajarse por unos segundos y se dirigió al maletero para sacar su mochila de este. Momento que Bruno utilizó para irse tras unos arbustos bastante alejados. Cabe recalcar que no precisamente a hacer sus cosas.
Pasaron varios minutos, durante los cuales Bruno ya había vuelto, pero tampoco parecía que fuera a ocurrir nada fuera de lo normal. Finalmente, un coche negro se detuvo al otro lado de las vías del tren y de este bajaron varios tipos armados, esto hizo que Bruno tratase de sacar su revólver, pero Buba se lo impidió sujetándole la muñeca -no...- susurró firme para después relajar la mano. Ante esta acción, el rubio metió de nuevo la mano en el interior de su chaqueta para sacarla mostrando una cajetilla de tabaco. Sacó un cigarro y se lo encendió con su encendedor para tratar de calmarse. Finalmente, del coche negro se bajó un tipo con vestimenta musulmana, este al ver a Buba sonrió y abrió los brazos mientras se acercaba a él.
-Ah... Buba el Patrón, cuánto tiempo- explicó dándole un abrazo al nombrado, este por su parte solo le dio unas leves palmadas en la espalda al musulmán -tan seco como siempre ¿Eh, Patrón? - rio él solo -en fin ¿Tienes lo que te pedí? - preguntó mientras se frotaba las manos, impaciente.
-No tardará en llegar si me enseñas el dinero, tío- explicó el de piel oscura causando una risotada en el otro moreno.
-Siempre tan directo mi querido amigo, no te preocupes, Abderrahim Haphkabarn nunca falla en un intercambio- explicó.
Tras chasquear los dedos, uno de los hombres armados dejó su arma dentro del vehículo y sacó un maletín, este avanzó junto con el objeto y una vez delante del jefe de BubaStreet lo abrió mostrando muchísimo dinero. Buba acercó el rostro a los billetes con la mano derecha en su mentón -está todo mi amigo, no hace falta que cuentes nada- bromeó Abderrahim.
-Igualmente lo contaré si no es molestia- el moreno ofreció el maletín a su proveedor y este procedió a contar el dinero. Minutos más tarde Buba cerró aquella maleta satisfecho -está todo- anunció -Abderrahim, si eres tan amable de esperar tendrás la mercancía en tus manos- explicó Buba confundiendo al rubio. Buba dijo que en BubaStreet hacían las cosas de manera diferente, pero el rubio nunca imaginó que serían cambios tan bruscos como hacer esperar al cliente, en lugar de darle el producto directamente.
-Claro que no Patrón, usted nunca me decepciona- dijo el musulmán alegre, aquello hizo entender a Bruno que, a pesar de los métodos, poco ortodoxos, que Buba empleaba, sus clientes estaban contentos. Eso, o aquel tal Abderrahim era muy paciente. Quizás también pudiera haber una tercera opción que seria que simplemente estaba loco o poco cuerdo, pero eso son otros detalles que no me dignaré a contar.
-Fíjate, la mercancía ya está aquí- explicó Buba dándose la vuelta. Por donde habían venido ellos venía un furgón congelador, de este bajaron dos hombres que se mantuvieron quietos junto al vehículo.
-Que alegría, ya tengo ganas de probar este juguetito- explicó el moreno fregándose las manos. Nuevamente.
-Algo anda mal- explicó Buba, todos lo vieron estupefactos -sus caras denotan miedo- dijo viendo como aquellos dos se acercaban.
-Seguro es su imaginación Patrón- explicó Abderrahim moviendo la mano en un gesto despreocupado.
- ¡Eh! ¿Ocurre algo? - preguntó Buba con el ceño fruncido, ambos sospechosos se detuvieron en seco.
-Patrón...- llamó uno de ellos cabizbajo, entonces levantó el rostro llenándolo de lágrimas -es una trampa- como si de magia negra se tratase el tipo cayó al suelo, manchándolo de sangre, en un abrir y cerrar de ojos el otro acabó igual.
- ¡A cubierto jefe, es un francotirador! - gritó uno de los hombres de Abderrahim. Mientras, otro de estos lo cogía para llevárselo a cubierto, cosa algo difícil ya que estaban en medio del bosque. Rápidamente los disparos fueron en aumento, el africano y el italiano se escondían detrás de unas rocas mientras el musulmán y los suyos estaban debajo del furgón congelador.
- ¿Has logrado ver de dónde venían los disparos? - susurró Buba.
-Negativo- mintió el rubio, claramente había visto que el francotirador estaba sobre un árbol, no muy lejos de donde estaban ellos, cubierto con un camuflaje de hojas, pero tampoco se lo iba a decir a Buba ya que eso entorpecería los planes de la policía. Y al mismo tiempo, los suyos propios.
En ese momento llegaron dos furgones blindados, de los que se bajaron muchos agentes de policía fuertemente armados y equipados, estos parecían no saber dónde se encontraban escondidos pero seguramente no tardarían en descubrirlos, a Abderrahim el primero ya que estaban rodeando la camioneta -mierda- maldijo el Patrón, si tan solo pudiese llegar a su coche podría sacar a Rose del maletero y quitarse de encima a esos pelmazos -Bruno, ¿Crees que...?- al darse la vuelta el italiano ya no estaba -¿Dónde se habrá metido?- se quejó este, pero un ruido metálico lo hizo sobresaltarse, al parecer uno de los hombres de Abderrahim se había podido colar en la camioneta y sacar el "juguetito" que le había traído.
- ¡Morid malditos infieles! - gritó arremetiendo fuego contra los soldados, sus chalecos no pudieron hacer nada contra la Minigun que había traído, entonces Abderrahim y los suyos salieron de su escondite empezando así un combate contra los agentes de la ley. Buba no se quedó atrás ya que a la mínima que pudo corrió hacia su Mustang. Pasando por encima del capó de manera peliculesca y finalmente abriendo el maletero sacó a Rose. Abriendo fuego contra todo el que veía que no estuviera de su bando, cartucho tras cartucho iban quedando menos agentes, hasta que a Buba le llamó algo la atención -¡Bruno!- llamó tratando de hacerse oír entre todo el bullicio, el rubio mantenía una cara serena -¡Menos mal que estás bien!- gritó aliviado, pero su sorpresa fue mayor al ver como su "subordinado" lo apuntaba con su revólver -¡Déjate de bromas!- escupió Buba confuso, pero el chico echó atrás el percutor de su arma -no puede ser- susurró mosqueado apuntándole a él también, la cara impasible del italiano daba miedo pero el Patrón no podía acobardarse ante uno cualquiera -con que me traicionas ¿eh?- explicó lo evidente, pero su contrincante no respondió. Durante unos segundos, casi pareciese que solo estaban ellos dos, así que lleno de ira Buba accionó el gatillo, solo para darse cuenta de que estaba sin balas -oh, no...- susurró mirando su arma y después a Bruno.
Viendo como una sonrisa psicótica se dibujaba en sus labios. Nuevamente Buba sentía lo que sintió en su niñez, algo que creía haber eliminado de su cuerpo hacía mucho.
-Arrivedercci Bambinno- y disparó. Haciendo sentir a Buba el Patrón algo que hacía años que no sentía en sus propias carnes.
MIEDO

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Buba el Patrón. Reeditado
HumorLa idea de "Mafia" a cambiado radicalmente con el tiempo, pero todo lo que conozcas sobre este tema dará un giro de tuerca cuando el Cartel de BubaStreet, una Mafia diferente, llegue a la cima. Sigue las aventuras de Buba el Patrón, un negro cocain...