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Sentado a las afueras de aquella habitación, donde tenían encerrado al ruso, estaba Bruno fumándose el decimoquinto cigarro en aquellos últimos veinte minutos. Recordar aquellos días no le agradaba, y los gritos de dolor de Blasko en la habitación contigua no ayudaban. Justo en aquel momento llegaba el doctor Adrián con un pequeño sobre entre sus manos, el italiano elevó una ceja antes de preguntar.

- ¿Que lleva ahí? - preguntó con algo de curiosidad.

-Un pequeño presente que hará que nuestra querida bestia hablé por fin- explicó arreglándose los lentes para finalmente entrar en la sala de interrogatorios.

Blasko vio entrar a aquel alemán con algo entre las manos, este los saludo con un ademán de cabeza.

-Buenos días señor Poliovich, tengo un pequeño presente para usted- explicó depositando el sobre encima de la mesa frente al nombrado con elegancia. El ruso lo miró furioso -cierto, no puede abrirlo ya que tiene las manos atadas ¿No es así?- dijo fingiendo inocencia -permítame que lo abra para usted- volviendo a tomar el sobre con su mano izquierda rasgó el papel sacando lo que parecía ser un pequeño objeto de dentro de este -tenga señor Poliovich, lo dejo aquí para que lo contemple- Blasko rodó los ojos ante las insistencias del alemán, pero su calma se fue al garete al darse cuenta de aquello que descansaba en la mesa -sí señor Blasko, la tenemos con nosotros y no dudaremos en hacerle daño si no coopera- amenazó apoyando los codos sobre la mesa con una sonrisa de superioridad. Pero su carácter tranquilo se esfumó al ver que el ruso empezaba a zarandearse y gruñir con una intensidad que no había mostrado anteriormente.

-Doctor, salga de ahí- llamó una voz del otro lado de la pared.

Las correas que lo sujetaban empezaron a romperse conforme el ruso se resistía, al mismo tiempo que las cadenas chirriaban de manera molesta para cualquiera, pero el último sonido fue el más espantoso al escucharse un pequeño estallido, Bruno quedó estupefacto al ver desde el otro lado del cristal como aquel simple mortal había abofeteado a Blasko dejando incluso a este en shock.

- ¡Por favor, compórtese! - bramó aun con la mano levantada, cuando vio que el de pelo más corto se calmó un poco suspiró y decidió continuar -dígame señor Poliovich, ¿Conoce este anillo? - preguntó ya no de tan buen humor, el nombrado desvió la mirada gruñendo cosas por lo bajo - ¿Y bien? - insistió.

-Es el anillo de mi madre- confesó haciendo exaltar al rubio tras la pared ¿Acaso habían llegado tan lejos por atrapar a Buba el Patrón?

-Muy bien Blasko- felicitó acariciándole la cabeza cual perro doméstico, tratándolo ahora de tu al tenerlo sometido -ahora escúchame pequeño, vas a decirme dónde está Buba el Patrón o sino lo próximo que te llegará en un sobre será el dedo donde estaba embutido ese anillo- Blasko chistó molesto ante aquella amenaza, cuando saliera de allí le cortaría los huevos y le obligaría a comérselos - ¿Y bien? - insistió nuevamente.

Ahora Blasko estaba en un gran dilema. Era o Buba, su amigo, jefe y salvador. O su madre, la mujer que le dio la vida. Si por él fuera la respuesta sería que le quitaran la vida a él, pero Blasko no era estúpido y sabía perfectamente que aquella opción no era vigente, aunque desconociera el significado de esa palabra.

-Blasko no puede escoger- dijo derrotado agachando la cabeza.

-En fin, lo intentamos- dijo Adrián encogiéndose de hombros -escúchame Blasko, pareces un tipo listo y yo no quiero hacer todo esto que te estamos haciendo- habló con dramatismo.

-Mentira- atinó a decir Bruno misteriosamente ofendido.

-Así que vamos a hacer esto, te daré diez horas para que hables, por cada hora que tardes...- rápidamente fue interrumpido.

- ¿Cuántos días llevo aquí encerrado? - preguntó repentinamente sorprendiendo incluso al doctor.

- ¿Porque preguntas? - el ruso suspiró resignado a que esta vez Blasko no podía ganar, sabía que se arrepentiría toda la vida de esa decisión, pero igualmente lo haría tomase el camino que tomase.

-El Patrón siempre tarda menos de diez días en volver de cualquier negocio, en caso contrario significaría que ha muerto- explicó con la mirada turbia.

-Bien Blasko, entonces estás intentando decirme que Buba el Patrón estará de nuevo en Barcelona en dos días o menos ¿Correcto? - este asintió -bien, felicidades Blasko- se agachó a su altura - ¿Ves como no era tan complicado? - preguntó dándole varias bofetadas tratando de burlarse de él -por cierto -dijo más animado, irguiéndose por fin -este anillo es falso- confesó tomándolo y lanzándolo al aire como una moneda. Blasko abrió los ojos, estupefacto.

- ¿Qué...? - fue lo único que alcanzó a decir.

-Ha sido más fácil de lo que pensaba, eres realmente estúpido- insultó tirándole de la nariz provocando un quejido en este.

- ¿Como has...? - nuevamente Adrián lo interrumpió.

-Nuevamente ha sido fácil, tu amigo el italiano nos comentó lo del anillo de tu madre con la particular escritura en su interior, lastimosamente no sabíamos la tipografía así que rápidamente mi equipo y yo investigamos cuáles eran las más usadas en este tipo de accesorios por esa zona y... listo, solo tenía que tener fe en que te lo tragases ¿Y adivina qué? Lo has hecho, como dirían aquí, te la has comido doblada- bromeó para finalmente reírse como loco -como ya he dicho, eres más estúpido de lo que pensaba, en fin, disfruta de pasar toda tu vida en una celda Blasko Poliovich, porque tienes suerte de que en este país no está permitida la pena de muerte, porque si no yo mismo me encargaría de llevarte hasta la silla eléctrica- y dándose la vuelta dejó a Blasko, para irse de la habitación -chaito- se despidió con sorna.

Una vez fuera el rubio lo esperaba apoyado en la pared, nuevamente fumando y con la mirada turbia, Adrián al notarlo ahí se detuvo a su lado - ¿Algo que comentar Carpaccio? - preguntó con diversión.

-Me das asco- insultó tomando una calada de su cigarrillo.

-Es curioso que tú lo digas, ya que casualmente es culpa tuya de que la bestia esté en esta situación- y sin decir más, se marchó del lugar. Una vez fuera del edificio sacó su teléfono de trabajo para marcar un número que le habían facilitado para aquella ocasión, sonó el tono varias veces hasta que finalmente alguien cogió la llamada.

-Habla- habló una oxidada voz.

-Tenemos la información, te he enviado las grabaciones por el correo cifrado que me diste- explicó apoyándose en una pared cercana mientras jugaba con el falso anillo.

-Si, ya lo he recibido, dame un momento- tras literalmente un minuto de silencio, Abraham volvió a hablar - ¿Estás seguro de que esta información es verídica? - preguntó el mayor.

- ¿Duda de mis habilidades para domar bestias? - preguntó con una sonrisa ladina.

-En lo más mínimo- respondió rápidamente tratando de mantener la compostura.

-Bien, entonces me retiraré del país en cuanto pueda-

-No por el momento, trata de sacarle más a ese ruso, estoy seguro de que sabe más cosas que nos puedan servir- Adrián suspiró, afirmando que así se haría. Abraham colgó el teléfono para volver a descolgarlo -soy el Jefe de división contra el Narcotráfico Abraham Torres, tenemos información crucial para atrapar Buba el Patrón, líder del cártel de BubaStreet, quiero que el chalet en el que interceptamos a Blasko Poliovich sea vigilada de forma discreta las veinticuatro horas los próximos cinco días por el máximo número de agentes permitido- la respuesta no se hizo esperar, pero para su mala suerte no era la que esperaba -sí, estoy completamente seguro de que son necesarios tantos agentes- nuevamente una respuesta indeseable -¡Oiga agente es una orden cúmplala o entregue su placa hoy mismo ante mi despacho!- y finalmente colgó el teléfono para cogerlo con ambas manos y lanzarlo contra la pared en una mezcla de euforia, ira, alegría y muchas otras emociones revueltas en su interior. Se giró lentamente mirando por su ventana, decidió que quería aquella oficina ya que desde aquella ventana podía ver toda Barcelona y así controlar desde allí las calles de aquella pútrida pero bella ciudad. Y clavando la mirada en el punto más lejano que pudo susurró -veinte años...- luego volvió a repetir -veinte años llevo detrás de ti y ahora...- sacó su placa y la acarició con su pulgar-serás tú quien esté detrás de las rejas-.

Buba el Patrón. ReeditadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora