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Para JiMin, YoonGi es alguien amable sin una pizca de maldad, él único que le brindó una mano.
Para YoonGi, JiMin es un simple humano.
Pero... ¿Por qué un simplemente...
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Aquella mañana ninguno de los dos quizo salir de la calidez que les brindaba la cama, en donde ambos ya hacían acostados uno cerca del otro.
Yoongi tenía su brazo como una almohada a la cabeza de Jimin, quien acostado sobre la brazo del vampiro, hacía dibujos imaginarios sobre la camiseta blanca de seda que estaba usando Yoongi.
Los rayos del sol colándose por la ventana, y el sonido de las pequeñas aves de fondo, un panorama extrañemente romántico, para una pareja de quizás recién casados.
El teléfono de Yoongi comenzó a sonar, no importándole menos, Yoongi no contestó la llamada.
— Quizás sea algo importante Yoongi —comento Jimin, Yoongi negó.
— Nada es más importante que estar a tú lado —fue la respuesta del vampiro.
Jimin se rio bajito y golpe no tan fuerte el pecho del pálido vampiro.
— Cursi —dijo burlescamente—. Te has vuelto un cursi de primera mano Yoongi —agrego el castaño.
Yoongi sonrió y acarició los tersos cabellos de su...
Exactamente qué eran ellos dos?
Sabía que eran parejas, Yoongi lo sabía desde hace 20 años, cuando lo vio por primera vez, y lo confirmo cuando Jimin tenía once años, el primer cumpleaños donde Jimin tuvo un ataque de hambre y él le dio de su sangre.
Habían tantas brechas, algunas más grandes que otras.
Tantas preguntas que no tenían respuestas.
Yoongi no contestó nada, simplemente degustó de estar acariciando los cabellos de Jimin, pero su teléfono no estaba de acuerdo en ello, porque nuevamente estaba sonando.
— Contesta, puede ser importante Yoongi —le volvió a decir Jimin.
A regañadientes Yoongi cogió el teléfono y observó el nombre en la pantalla.
Hoseok.
Y ahora que quería su primo?
Bufando contestó la llamada.
— ¿Qué quieres? —Jimin pellizco el costado derecho del vampiro, Yoongi fruncio el entrecejo y vio a Jimin.
«Se educado» formuló Jimin en completo silencio.
Yoongi viró los ojos ante aquella petición.
— Buenas días —dijo él—. Ahora si, que quieres? —volvió a preguntar de mala gana.
Yoongi se ganó una mala mirada del castaño, Jimin nego supuestamente furioso e intento levantarse de donde estaba, pero Yoongi jalo su mano y lo volvió a atraer hacia su cuerpo, apretándolo levemente para no dejarlo ir.
