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Para JiMin, YoonGi es alguien amable sin una pizca de maldad, él único que le brindó una mano.
Para YoonGi, JiMin es un simple humano.
Pero... ¿Por qué un simplemente...
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YoonGi se recostó en el respaldo de su silla y cubrió sus ojos con su antebrazo derecho, soltando un suspiró cansado.
NamJoon y HoSeok le dejaron sólo, luego de la pequeña reunión que tuvieron juntos, quedando más estresado de lo que por supuesto ya estaba.
Se estaba acercando.
El día de la luna azul y el maldito eclipse estaba cerca.
Lamió la comisura de sus labios sintiéndose un poco ansioso.
Ahora habían dos vidas en juego, su pareja y su hijo. Las cosas se habían complicado más de que le pensó.
Pero tal como su padre le dijo, no debía de decaer y debía mantenerse en alto. Él era un Conde, él era fuerte, él podía contra esa mujer.
Masajeo su cuello y luego trago grueso, soltando un bostezo después. Tenía un poco de hambre.
Pero no podía ir y beber deliberadamente de JiMin, ya no podía ser tan descuidado, la última vez casi los encuentran y JiMin se había terminado desmayando por la pérdida de sangre. Desde aquella ocasión, no había vuelto a beber de la sangre de su pareja y se había mantenido algo ocupado para no pensar en ello.
Aunque era más que obvio que JiMin era una tentación andante.
Sentia que se iba a volver loco en cualquier momento.
El intercomunicador de su oficina sono estruendosamente y YoonGi maldijo porque su cabeza estaba tan pesado que tenía explotara por el tanto pensamiento.
— Los señores Cupers están esperando en la sala de juntas, el señor NamJoon ya está con ellos, sólo falta usted señor Min —Una mueca se instaló en su pecho, estaba a un quiebre de mandar todo a la mierda e irse, pero no podía hacer eso.
— Bien, voy en camino, gracias Sara —ella respondió con un "no es nada" y la llamada se cortó, Min inhaló y exhaló fuertemente.
Abrió una de las gavetas de su escritorio y saco aquellas píldoras de suplementos y tomó dos de ellas, las masticó y dejo que su contenido hiciera su trabajo.
Cerro sus ojos y sonrió por inercia cuando a su mente llegaron reminiscencias de esa mañana.
Un JiMin dormido balbuceando quien sabe que cosa, mostrando su piel desnuda, la curvatura de su cintura, sus hermosas y esbeltas piernas su hermoso cuerpo cual luminiscencia.
Sacude su cabeza despejando los pensamientos y luego se pone en marcha hacía la sala de juntas. Min está seguro que será una reunión larga y de lo más aburridamente posible.
