capítulo 22

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Y en ese momento todo ocurre muy rápido. Por las ventanas entran sujetos abriendo fuego. Félix comienza a dispararles y luego se escucha movimiento en el segundo piso, Damián estaba listo para disparar cuando de repente lanzan una bomba lacrimógena.

-¡Cúbranse! –grita, Elizabeth. Definitivamente tengo que sacarla de aquí ¿Por qué mierda nunca me hace caso? ¿Por qué tiene que ser tan testaruda? Se pone en riego ella y nuestros hijos. Comienzan a entrar a la casa desde el patio trasero, pero no logran entrar ya que Elizabeth apenas ponían un pie en la casa los mataba, sin embargo uno de estos tipos no estaba muerto. Cuando Elizabeth se giró para ayudar a Damián que estaba medio complicado con la escalera, el tipo se levantó y mi mundo empezó a andar en cámara lenta. Apuntando directamente a la cabeza de Elizabeth…traté de ir hacia a ella pero un imbécil se me tiró encima.

-¡Cuidado, Elizabeth! ¡Detrás de ti!-grité con todas mis fuerzas.

Ella se volvió y el tipo le dijo algo…no logré escuchar y disparó. Elizabeth, trato de esquivar la bala pero igualmente le rozó el brazo. Luego el mismo tipo que le disparó a los dos segundos después yacía tirado en el piso muerto con un impacto de bala en la cabeza. Busco con la mirada cuál de los chicos fue el que acabó con la miserable vida del hijo de puta que lastimó a mi chica y para mi mala suerte fue Esteban. Tendría que agradecerle más tarde. Logro sacar un cuchillo del bolsillo del idiota que me tenía tirado en piso y lo apuñalo en el muslo, me suelta y finalmente lo acabo.

-¡Demonios! ¿De dónde salen tantos?-grita Félix.

-Se nos está saliendo de las manos, Elizabeth. Tenemos que irnos-dice Esteban.

-¡¿Y dejar que estos parásitos arruinen el resto de mi casa?! ¿Estás loco?

-Elizabeth, sé razonable. ¡Mierda!- le habían dado en la pierna a Esteban y creo que ahí se desató la furia de mi chica, la ira la dominó. Arrasó con todo aquel que estaba en su camino. Apuñalo, disparó y degolló sin compasión. Esta era la parte de, Elizabeth que daba miedo. Cuando perdía el control era otra persona…completamente diferente. Llena de sangre ayudó a Esteban a pararse y a salir por el garaje.

-Métete en el auto, Esteban.-dijo con tranquilidad, se miraron de una manera… diciéndose mucho con solo esa mirada y ahí entraron mis celos.

-Elizabeth…-ella se giró hacia mí y sus ojos se pusieron llorosos y negó con la cabeza.

-Quédate con él. Trataré de distraerlos.

-De ninguna manera. Tú quédate con él, yo iré con los demás a eliminarlos-ella se acercó a mí con… ¿miedo? Me abrazó y como acto involuntario la envolví en mis brazos.

-Te amo, Erick. Te amo demasiado-una sonrisa estúpida brotó de mi boca y todos los celos quedaron de lado. Ella era mía, y no dejaría que ningún imbécil me la arrebatara.

-Yo también te amo, nena. Nunca lo olvides-la beso como si nunca más pudiera volver a probar esos dulces labios que me volvían loco. Me alejo de ella y le guiño el ojo como despedida. Dentro de la casa tienen arrodillado a Félix y Damián apuntándoles a ambos en la cabeza.

-No des ni un paso más niño bonito-dice uno de los tipos enmascarados. Levanto mis manos y dejo mi pistola en el piso.

-¿Qué es lo que quieren?-pregunto.

-Pues de primera queremos eliminar a la mujer, luego acabar con su equipo y por último llevarte con nosotros.

-¿y tú crees que todo lo que quieres se te va a cumplir pedazo de mierda?-río irónicamente.

-cuidado, no estás en situación de hacerme enojar. Sé claramente que todos esos objetivos no se pueden cumplir. La zorra es difícil de matar, ya hemos tenido anteriores batallas y como ves sigue viva. Pero lo demás puede perfectamente realizarse y matándolos-señala a Félix y Damián-aparecerá para vengarlos y esa será nuestra oportunidad para exterminarla.-mi sangre hirvió.

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