shadows

capítulo 10

Camino como un zombi, estoy en modo automático. Acaricio mi estómago y recuerdo de que tengo una conversación pendiente con Miguel, así que será mejor ir a su casa y hablar. También tengo que llamar a Esteban para ver si me hace el favor de conseguirme el puto helicóptero para mañana. Subo a mi auto y le llamo. Al segundo tono responde.

-¿Elizabeth?¿Estás bien?-pregunta preocupado.

-Sí, estoy bien. Esteban...llamaba porque necesito un favor.

-Pues dime, ¿Qué necesitas?

-Un helicóptero para dentro de 24 Hrs. Lo necesito para mañana a las 21.00hrs. Sé que esto es muy repentino per...

-Mañana a las 21.00 hrs lo tendrás en el hangar militar.

-¿En serio? Muchas gracias, Esteban. Te deberé una grande.

-No seas estúpida mujer. No me debes nada. Y si se puede saber ¿Para qué el helicóptero?

-Una larga historia...-suspiro cansada.

-Tengo tiempo. Te invito a almorzar hoy y me cuentas.

-Está bien. ¿Nos vemos en un lugar específico?

-No, pasaré por ti a tu casa.

-Ok. Muchas gracias por todo, Esteban.

-No tienes por qué agradecer, linda. Nos vemos.

-Adiós.

Bajo la ventana y enciendo el coche. Suena Crazy. Y bien, creo que ya conduje con mucho cuidado al venir a la base. Un poco de velocidad no dañará a nadie. así que piso el acelerador, y no puedo evitar pensar en el por qué Erick me ocultó esto. Creo que uno debe luchar por lo que uno desea y eso está bien, pero... ¡Dios! Estuvo mintiéndome. Eso es imperdonable. Yo le soy sincera, por lo que merezco que sean de la misma forma de la cual yo soy ¿no? ¿no es lo justo? Es frustrante. ¿Tomó el control de la compañía de su padre? ¿o también era una jodida mentira? Debe de serlo-bufo-Se suponía que iría en forma de "negocios" a España. Paul...no sabes la falta que me haces hermanito. Ya le hubieras dado la paliza del siglo a Erick, o lo harías recapacitar (a golpes) de su mala decisión.-una sonrisa y lágrimas salen cuando comienzo recordar a mi hermano- te fuiste demasiado rápido de mi lado hermanote, espero que me ilumines en esto y que nos protejas desde donde estés. Me hubiese gustado que conocieras a mis pequeños...que jugaras con ellos, que los malcriaras, que les enseñaras tus mañas...que estuvieras conmigo...-y rompo a llorar desconsoladamente- ¿te acuerdas Paul esa vez que estábamos de vacaciones en Chile? Cuando nuestros padres arrendaron una linda casa en puerto Montt y salimos a dar una vuelta tú y yo. Debías tener unos 10 años y yo unos 8. Y estábamos dando una vuelta por la costanera y comenzó a llover de la nada, corríamos y salpicábamos en los charcos que se formaban y te caíste al pisar mal. Te habías doblado el tobillo y te dolía una enormidad y comenzaste a quejarte y yo me desesperaba cada vez más, te paraste y me dijiste "Los hombres no lloramos enana, somos fuertes" y yo solo te sonreí y me llevaste a caballito hasta la cabaña. Recuerdo que nuestros padres te habían dejado a cargo esa tarde e hicimos malvaviscos quemados en la cocina ya que no podíamos hacer una fogata.-río y lloro- me haces falta grandulón, no debiste haberme dejado tan pronto. Supongo que debes estar en algún lugar mejor-me seco las lágrimas y no me doy cuenta de que ya he llegado a la casa de mis padres. Estaciono y salgo rápidamente. Golpeo la puerta y Connie, mi ex­-nana y ayudante de mi madre, me abre la puerta y me un caluroso abrazo.

-¡Niña! Felicidades por tu embarazo. Ojalá no salgan igual de revoltosos que tú y el joven Paul.-se ríe.

-Para mí mala suerte, me temo que saldrán igual a nosotros. O al menos uno será el que me vuelva loca de los nervios y el otro no.-me río con ella.