Nunca he sido una chica de costumbres.
Odiaba los horarios preparados, me ponía nerviosa la gente que tenía comidas estipuladas todos los días de la semana.
Y por supuesto nunca me habría imaginado que tendría una costumbre. Llevaba dos semanas seguidas yendo los jueves a la cafetería junto a Flavio y los demás. No, no me había olvidado ya de mi amigo Sergio, pero en esas tardes podía asegurar que el que menos caso me hacía era él.
Hoy, por ejemplo, era jueves de café. La mañana había sido tranquila, todo lo tranquila que podía ser con una niña que no paraba quieta.
- Quieren que vuelva a trabajar cuanto antes.
- ¿Y eso? - mi hermana dejó de hacer la ensalada para poner toda su atención en mí.
- Simplemente se me acaba el descanso, quieren hablarlo la semana que viene.
Débora se secó las manos con un trapo de la cocina y se sentó a mi lado en la mesa de la cocina.
- ¿Y tú quieres volver? - me cogió la mano.
- Claro - le puse la mejor sonrisa que pude, aunque no me llegó a los ojos.
- ¿Qué pasa Sam?
- No li he dit a en Flavio que sóc famosa. No vull que em deixi. (No le he dicho a Flavio que soy famosa, no quiero que me deje)
- Samantha - mi hermana se acercó y me dio un abrazo. - Cuánto más lo alargues peor.
- Ya lo sé, pero no puedo decírselo...
- Habéis quedado para ir al cine ¿no?
- Sí - dije casi como un suspiro.
- ¿Sabes que es un sitio público? - ironizó.
- Débora - la miré a los ojos - no podía decirle que no, por supuesto que sé que es un sitio público, pero estaba súper contento y le costó un montón pedírmelo - empecé a sonreír - deberías haberlo visto, estaba súper nervioso... ¿Qué? - mi hermana me miraba con las cejas alzadas.
- Estás sonriendo mientras hablas de él.
- Me cae muy bien, nos hemos hecho amigos.
Mi hermana asintió y volvió a levantarse para seguir con la ensalada.
- Tita Samanzi, mamá - Elia vino corriendo de su habitación y dejó un dibujo que seguramente acababa de hacer sobre la mesa - mirad, he dibujado a Patitas.
- Menuda artista estás hecha - dijo Débora mientras se la comía a besos.
- Es precioso Elia - se acercó a mí y la abracé fuerte.
Recogió su dibujo e iba a volver a su habitación cuando mi hermana le pidió que se fuera a lavar las manos que íbamos a comer. Empecé a poner la mesa.
- Hoy vas a ir al café, como cada jueves ¿no?
- Sí, la verdad es que me apetece, me lo paso muy bien.
- Mientras esté cerca de casa sabes que no te van a molestar, no saben dónde estás, todavía.
- Lo sé, voy siempre con mucho cuidado.
Ella me sonrió y me dio un abrazo de apoyo mientras colocaba la ensalada en el centro de la mesa.
Elia volvió y se sentó en su sitio, Débora le puso su parte de la ensalada y un trozo de pollo en su plato.
- Elia - me miró - ¿estás nerviosa por tu cumple? Es la semana que viene ya.
- Un poquito - junto sus dedos dejando un pequeño espacio, así de poquito nerviosa estaba.
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Polo Opuesto { Flamantha }
RomanceCuando dos mundos muy diferentes chocan ¿qué pasa despues de la explosión?