53. Caos y destrucción

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Dejaba un camino de pequeños besos por su brazo y cuando me quedaba sin sitios por besar seguía el recorrido hacia su espalda desnuda. Una pequeña risita me hizo saber que estaba despierta.

- Me haces cosquillas – dijo con voz ronca de recién levantada y girándose para mirarme.

- Estás preciosa – le di un beso en la punta de la nariz.

- Estoy recién levantada Flavio – escondió la cara en la almohada.

- Estás preciosa siempre, pero recién levantada todavía más.

- Eres super tonto – me contestó avergonzada.

- Te quiero – contraataqué.

- Y yo – le di un ultimo beso en la nuca y me levanté.

Me vestí rápidamente, cogí una camiseta grande del armario y se la tiré a Samantha.

- Ponte esto por encima no queremos que la Señora Martínez te vea sin ropa. – le dije vacilón.

Ella rio y me tiró un cojín con fuerza.

- Voy a hacer el desayuno, no te pases que te quedas sin desayunar – le advertí bromeando.

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Flavio salió de la habitación y vio a la Señora Martínez en el sofá mirando a un punto fijo.

- Buenos días Señora Martínez – saludó.

La Señora Martínez no contestó, ni siquiera lo miró, seguía mirando la televisión apagada. Flavio se acercó y le puso suavemente una mano en el hombro para llamar su atención, pero ella se separó asustada.

Flavio llevaba mes y medio viviendo en casa de la Señora Martínez, Bea se había llevado a Rubio a su piso. Algunas noches Samantha se pasaba para hacerle compañía, incluso algunos momentos en el día se acercaba a ayudarle. Bea también lo ayudaba, al igual que el resto de sus amigos.

- Vamos a desayunar Señora Martínez – la avisó.

- No quiero desayunar – se enfadó.

- Tiene que desayunar, es la comida más importante del día – la animó él con una sonrisa.

- ¡Que no quiero! – exclamó apartándolo de su lado.

Él suspiró y bajó la cabeza. Era normal que tuviera repentinos cambios en el comportamiento, se lo había advertido el médico, eran usuales en esta fase de la enfermedad.

- Vale – susurró admitiendo la derrota.

Caminó a la cocina para preparar el desayuno, posiblemente acabara queriendo desayunar.

Preparó un vaso de leche fría con galletas, el desayuno predilecto de su vecina y se puso con el desayuno para Samantha y él. Cogió un par de tostadas y las metió en la tostadora, decidió hacer zumo de naranja para beber. Cogió una naranja y la colocó sobre la encimera.

- Esa naranja no es buena – entró Samantha a la cocina con la camiseta que le tapaba por debajo del culo.

- Uy la valenciana – le respondió con retintín.

Samantha se acercó a el y lo abrazó por la espada dejando un beso en su hombro.

- ¿Qué ha pasado? – le preguntó reconfortante.

Polo Opuesto { Flamantha }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora