61. Fin de curso

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- Arriba Elia - Samantha le tiró un cojín a su sobrina para que se despertara.
- Jope Tita Samanzi. - le devolvió el cojín.

- Va que hoy es tu último día de clase no seas vaga.

Elia se levanto con los ojos pegados pero feliz.

- Vamos a la fiesta de la espuma y me vas a ver cantar en el espectáculo, ¿a que sí?

- Claro que sí – me senté en su cama y le hice cosquillas.

- ¡Bien! – exclamó saltando sobre mi regazo.

- Lo tienes que hacer bien eh.

- Yo siempre lo hago bien – chuleó quitándose el pelo de la cara.

- Es verdad, eres una artista.

Me levanté cogiéndola en brazos y nos acercamos a su armario.

- Mama no vendrá ¿verdad?

Me había quedado a dormir con Elia, Débora había llamado la tarde anterior porque tenía muchísimo trabajo y seguramente pasaría la noche allí. Había habido un terrible accidente de tren y el hospital estaba lleno de heridos a los que curar.

- No creo que pueda bebe – le aparté un mechón de pelo y se lo coloqué detrás de la oreja.

- Jo, me hacía ilusión.

- Es que está ocupada siendo una superheroína y salvando a gente que se ha hecho daño.

- ¿En serio? – preguntó alucinada.

- Claro, ya verás cuando vuelva y nos cuente todas las cosas que ha hecho.

- Que guay.

Abrí las puertas de madera blanca de su armario y eché un vistazo a la ropa que tenía.

- ¿Qué te quieres poner? – le pregunté.

- Esto – me señaló un vestido hasta las rodillas de rayas azules.

- Genial – descolgué el vestido y se lo di – voy a preparar el desayuno, ¿tostadas?

- ¡Sí! – saltó de emoción.

Elia se emocionaba con detalles que podían pasar por insignificantes la mayoría de las veces. Para ella eran increíbles. Cuando veía un coche amarillo se ponía como loca porque no los solía ver a menudo y le traía buena suerte, como cuando se ponía la camiseta al revés sin querer.

Caminé hacia la cocina, ya estaba vestida y preparada para llevar a Elia a clase, me había presentado voluntaria para ayudar a decorar el polideportivo del colegio así que no volveríamos a casa hasta la hora de comer.

- ¡Elia! ¿mantequilla o solo mermelada?

- ¡Solo mermelada! – exclamó de vuelta.

Las tostadas saltaron de la tostadora, a la mía le restregué un tomate y a la de Elia le puse mermelada de frambuesa. Por alguna extraña razón no le gustaba comer nada salado para desayunar, se enfadaba mucho cuando pasaba.

- Ya estoy – entró a la cocina con el vestido ya puesto y una coleta mal hecha. – me he peinado y todo. – sonrió orgullosa y se sentó en la silla para empezar a comer.

- Bueno, a esa coleta le daremos un repaso después de desayunar. – ella asintió y comencé a comer imitando sus gestos en silencio.

Se quedó mirando un punto fijo de la cocina mientras masticaba inconscientemente los trozos de tostada.

Polo Opuesto { Flamantha }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora