39. Sus padres y el colgante

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- Pero vamos a ver Flavio ¿Cuál es el problema?

- Bea, que quiere que vaya a su casa esta noche a cenar con sus padres. ¿Te parece que eso no es un problema? - me puse nervioso.

- A ver, cálmate – Bea juntó sus manos y mi madre se coló por la esquina de la pantalla.

- Hola cariño – dijo mientras saludaba a la cámara con energía.

- Hola mamá ¿qué tal todo?

- Muy bien hijo, que maravilla esto del Skype – no paraba de sonreír ni un segundo.

- Sí, la verdad.

- Me estaba contando que Samantha lo ha invitado a cenar y están sus padres en su casa – Bea puso en situación a mamá mientras ella cogía asiento a su lado y movía el ordenador para que pudiera ver a las dos.

- Ay mi niño ¿estás nerviosico?

- Un poquillo – me rasqué la nuca mientras las dos me observaban sonriendo. - ¿Qué?

- Nada, nada – dijeron a la vez restándole importancia con la mano.

- Le he comprado una cosita ¿lo queréis ver? – ambas asintieron efusivamente.

Me levanté y dejé el portátil en el salón, llegué a mi habitación y cogí el pequeño paquetito en una bolsa de regalo que había dejado el día anterior sobre la cómoda.

- Vale, a ver – me senté y saqué el objeto de la cajita para enseñárselo a mi madre y mi hermana.

- Hala Flavio. – dijo Bea.

- Es precioso hijo.

Era un colgante musical de plata con una corchea, lo había visto paseando por Madrid el día anterior en una tienda de antigüedades.

- Un señor mayor me dijo que lo llevaba su mujer, era pianista y le dijo antes de morir que se lo regalara a alguien que viviera por la música como ella. – les conté.

- ¿Le has explicado que Samantha es cantante y que es un regalo para ella y todo eso?

- No ha hecho falta, le he dicho su nombre y ya me lo estaba metiendo en el paquetito, esto de que sea famosa es un chollo en realidad. – me reí y ellas siguieron mis risas.

- Bueno hermanito nos tenemos que ir.

- ¿A dónde? – me interesé frunciendo el ceño.

- Nos hemos apuntado a yoga. – respondieron ilusionadas.

- ¿Juntas? Pero Bea si tu te venías a Madrid.

- Pero al final voy después de las vacaciones de navidad, eso que me llevo de estas clases.

- Madre mía – me tapé la cara con las manos avergonzado cuando se levantaron y empezaron a hacer yoga, o intentarlo. – Bueno sí, mejor cortamos, yo también tengo cosas que hacer.

Se despidieron con la mano y colgué la videollamada.

- Madre mía – una bola de pelo se coló entre mis pies y saltó sobre mi regazo. – Hola Rubio. – lo acaricié.

Me quedé acariciando su pelo hasta que decidí encender la televisión, estaban dando la película Origen, me la puse durante un rato, aunque ya estaba empezada ya la había visto varias veces. Rubio se quedó dormido pero levantó la cabeza de golpe cuando sonó el timbre.

Polo Opuesto { Flamantha }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora