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Pasaron dos semanas desde la comida en casa de los O'Connell.
Esos 14 días fueron de locos.

A Billie le encantaba venir al instituto a recogerme, los primeros días debí superar grandes aglomeraciones de gente a mi alrededor en la hora del almuerzo, pero poco a poco dejé de agoviarme y me fuí acostumbrando a ser "la novia de Billie Eilish", aunque no éramos novias.

Todo el instituto me conocía, y mis redes sociales estaban a rebentar de notificaciones.

No me gustaba ser el centro de atención, pero debía reconocer que me encantaba salir del instituto y encontrarme con esa bella mujer riendo y tomándose fotos con sus fans.

Tal y como acordamos, todo iba poco a poco y a su debido tiempo.
Billie tenía días buenos y días no tan buenos, no estaba acostumbrada a compartir cursilerias con una chica, pero con el paso de los días Billie era cada vez más cariñosa.
La entendía, le costaba entregarse a alguien después de la traición que sufrió, y yo no tenía ninguna prisa.
La esperaría cién años si hiciera falta, pero yo tenía claro que me gustaba Billie Eilish, me gustaba mucho y no quería estar con nadie más que no fuera ella.

-Hoy no ha venido. -dijo Lauren a mi lado cuando vimos que en la salida del instituto no estaba el círculo de gente concentrado.

-No, nos veremos en la noche. Tiene una reunión con su equipo. -le dije. -Y tú Dieguito, ¿qué tal con Noah?

Mi amigo sonrió.

-Ella es genial, el otro día me confesó que sentía algo por mi. -suspiró ilusionado. -Pero igualmente me da miedo, ¿sabes? Ella es una chica famosa que podría conseguir a cualquier otro chico mejor que yo, pero sigue llamándome y nos seguimos viendo de vez en cuando. Me siento afortunado y aún no me lo creo.

Sonreí, alegrándome por mi amigo.
No todos los días te besas con tu ídola, y Diego se la había ganado.

***

Cuando llegué a mi casa mi madre me esperaba en la mesa. Hoy había pasta.

-Hola cariño, ¿cómo ha ido tu día? -se levantó de la mesa y se acercó para darme un beso en la mejilla.

-Ha estado genial. -contesté con una sonrisa. -Oh, me encantan los espaguetis. -señalé el plato en la mesa.

-Deberías invitar a Billie algún día, aún no la he conocido y en realidad tengo ganas. -dijo sentándose a mi lado.

-Lo se, lo siento. Pero es que decidimos ir poco a poco y me da cosa que ella aún no esté preparada. Pero se lo comentaré. -contesté.

Ayudé a mi madre a recoger la cocina y me pasé dos horas haciendo la tarea.
Faltaban dos meses y medio para terminar el curso y obtener el graduado de bachillerato, pronto iría a la universidad y los examenes finales estaban por llegar.
Aunque mi mente estaba en otro lado mientras miraba esos problemas de matemáticas, me esforcé en resolverlos y terminé.

Mi teléfono sonó, alguien me llamaba.
Sonreí cuando vi su nombre en la pantalla.

-Hola señora ocupada. -dije cogiendo la llamada.

-Hola preciosa. ¿Cómo ha ido tu día? -preguntó.

Escuchar su voz me alegró el día. Tan ronca y suave a la vez...

-Ha ido bien, aunque tengo ganas de verte.

-Eso se puede solucionar.

-¿Ah si? ¿Cómo? -pregunté.

-Bueno, hoy es viernes y bueno... podríamos pasar el fin de semana en mi apartamento, estoy libre estos dos días. -escuché su risita a través de la línea.

-Me parece genial. -sonreí. Pasar todo el fin de semana con ella era una maravillosa idea.

-Tenemos que hablar de algo...

Su tono de voz y esas palabras me provocaron miedo.

-¿Ha pasado algo?

-No, no te preocupes. En una hora te pasaré a buscar, ¿te va bien?

-Claro, nos vemos en una hora.

-Genial, ¡adiós!

Colgó la llamada y me quedé pensativa. ¿De qué querría hablar?

Le comenté a mi madre mis planes para el fin de semana y le pareció bien, con la condición de que la semana que viene le presentara a la chica que le roba a su hija durante dos días.
Me preparé la mochila con las cosas necesarias y varias mudas de ropa y esperé, hasta que escuché el claxon de Billie frente mi casa.

Mi corazón saltó de mi pecho, siempre me pasaba cuando estaba apunto de verla.

-Que vaya bien cariño, nos vemos el domingo. -dijo mi madre besando mi frente.

-Hasta el domingo mamá, cuidate y no armes ninguna fiesta en mi ausencia. -bromeé, a lo que ella rió.

Salí de casa y caminé con una sonrisa hacia el coche de Billie.

-Me gustan tus deportivas. -dijo cuando subí en el asiento copiloto.

-Y a mi me gustas tú. -contesté inclinándome hacia ella.

Sonrió coqueta y se acercó a mis labios, nos dimos un corto beso y arrancó.
Paramos en un supermercado y compramos algo de comida, me di cuenta de nuevo que dos hombres gigantes seguían a Billie a cada sitio al que ella iba.
Era extraño sentir que te seguían, pero con los días me acostumbré.
Al fin y al cabo lo hacen por su seguridad y salud, cualquiera podría hacerle daño por el hecho de ser tan famosa. Tiene muchos fans que la adoran, pero también existen los haters que quieren hacerle la vida imposible.

-¿Has hecho reformas? Lo veo diferente. -comenté mientras entrábamos al apartamento.

-Solo he movido de sitio el sofá y he pintado aquella pared de negro. -dijo señalando la pared donde estaba la TV y unas estanterías.

-Me gusta. -dije dejando las bolsas en la cocina y colocándo la compra.

-¿Sabes? Te he extrañado. -dijo Billie mientras se acercaba a mi.

-¿Dos días sin vernos y ya me extrañas? Me sorprendes, Billie Eilish. -contesté apoyando mi espalda en la encimera de la cocina.

Una sonrisa perversa se formó en sus labios.

-Yo también me sorprendo a mi misma. -dijo abrazando mi cintura y rozando su nariz con la mía.

Tenerla tan cerca era una de mis cosas favoritas en este mundo. Podía ver su color de ojos perfectamente, ese azúl tan profundo en el que me perdía por completo. Adoraba las pecas rosadas que tenía en su pequeña nariz y a su alrededor, y sus labios carnosos y suaves me tentaban demasiado.
Podría pasarme horas y horas besándola, y tenía todo el fin de semana por delante.

-Mañana hay una fiesta en casa de los gemelos. ¿Te apetece ir? -dijo.

Pasé mis manos por su cuello y las enredé en su pelo.

-Estaría bien. -contesté.

Con una sonrisa en sus labios, acortó la distancia que nos separaba y me besó como ella sabía que me gustaba, lenta y dolorosamente.
Me encantaba sentir nuestras lenguas enredarse, batallando por ver quién tiene el control.
Me encantaba sentir su sabor en mi boca, sentir esa suavidad, ese afecto...
Nadie en mi vida me había provocado tantas cosas con un beso, pero Billie besaba de maravilla.

Pero aquello dejó de ser un simple beso cuando sentí sus suaves manos colarse por mi camiseta y acariciar todo mi abdomen.
Suspiré en su boca y mi piel se herizó, y sin poder evitarlo llevé mis labios a su mandíbula, la besé lentamente y bajé a su cuello.

Escuchar su respiración errática en mi oreja provocó que mi zona se humedeciera, me encantaba provocar ese tipo de cosas en ella.

Y bueno, allí comenzó nuestro primer día de fin de semana juntas, en su cocina.

Pero acabamos en su habitación.

I should've known || Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora