Capítulo 2: Lejos de ti

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Narradora Zaneri

Puede que con sobornar este manchando mi imagen como druida, pero es por un bien que me beneficia más a mí que a los demás. Pero aun así no deja de preocuparme lo siguiente que hará Meliodas con respecto a esa princesa. Desde que la conocí y supe que era la reencarnación de la amante de Meliodas hace 3.000 años mi odio se hizo mas grande, así que aparte del pan que tengo con Meliodas para decirle la verdad también tengo mis propios planes para alejar a esa maldita diosa del capitán de los siete pecados capitales.

Zaneri: Meliodas realmente ¿Quieres saber lo que dice esta profecía? Porque déjame advertirte que esto definirá el futuro de esa diosa, si decide continuar con una vida agradable o elegir el camino que la llevara directo a su muerte.

Meliodas: -Lo pensaba, necesitaba saber que profecía pondría la vida de mi amada Elizabeth para así tomar las medidas necesarias para evitarlo- Zaneri dímelo de una maldita vez, ya aleje a Elizabeth y hasta que acabe con la profecía ella seguirá odiándome ese fue el trato.

Zaneri: Muy bien, cumpliste tu palabra y yo me encargare de que sigas así...ahora escucha atentamente porque solo la diré una vez.

"La luz de la luna brillara fuertemente, cuando la diosa elegida encuentre la llave, un poder tan grande la consumirá para poder gobernar el clan el corazón del cielo ella deberá encontrar. Sus emociones se borraran, para así proteger a los clanes de aquellos que enojados están, su alma gemela aparecerá tan imponente como la oscuridad de la noche y tan profunda como el mismo océano, una elección ella tendrá su vida a cambio de la de otros."

Zaneri: Ahora que lo sabes, entiendes la situación que llegará muy pronto. Ella de alguna u otra forma tendrá que morir.

Meliodas: -Trato de interpretar las palabras que Zaneri me dijo pero hay cosas que no logro descifrar- Eso no va a pasar Zaneri, yo la protegeré aunque ella me quiera lejos en estos momentos no significa que la haya dejado de amar-Lo dije con el tono de voz más serio y frío que pude-

Zaneri: Como quieras pero hasta que acabes con esa profecía estaré viniendo por aquí asegurándome que estas cumpliendo tu parte del trato.-Lo miro una última vez a los ojos antes de irme- Adiós Meliodas, te veré pronto.

Narradora Elizabeth

Después de salir corriendo hacia el bosque, sentía como mis ojos se empezaban a hinchar de tanto llorar, pero que más podía hacer el hombre que amo me dijo que solo soy una carga para él y al parecer solo le atraigo por mi físico. Corrí lo más rápido que pude hasta sentir como mis piernas dejaron de responderme y caí cerca de un lago que había en la mitad del bosque, era un lugar lleno de cierta paz y tranquilidad que pronto fue silenciada por mis sollozos que se hacían cada vez más fuertes expresando el infinito dolor que siento. Ya estaba anocheciendo pero la verdad no tenía ganas de ir al castillo y explicarle todo esto a mi padre y hermanas, y muchos menos regresar a la taberna y verlo a los ojos después de lo que paso. De un momento a otro me quede dormida de tanto llorar, sentada en el borde de aquel hermoso lago que reflejaba la luna de una manera tan celestial, pero no duro mucho. Una luz se empezó a asomar en lo profundo del lago haciéndome abrir los ojos lentamente, tuve que parpadear un par de veces para acostumbrarme a su brillo. Me levante precavida para lo que fuere que este ahí.

Elizabeth: Es hermosa, pero ¿Será efecto de la luz de la luna?- En mi cabeza lo único que pude escuchar fue la voz de una mujer que decía mi nombre como un susurro-¿H-Hola? ¿Quién eres y como sabes mi nombre?- Por alguna extraña razón me sentí atraída por aquella luz y como si estuviera bajo una especie de hipnosis, empecé a desvestirme para adentrarme en aquel lago.

Sentía como mi cuerpo dejo de responderme y mi mente estaba en total oscuridad, como si alguien más controlara mi ser. Dando pasos pequeños me adentre al agua fría, sintiendo como pasaba un espasmo por mi columna y sin previo aviso me sumergí. Después de haber pasado 20 minutos dentro del agua salí tosiendo fuertemente por la cantidad de agua que había inhalado, pero al salir del lago me di cuenta que en mi mano había una especie de collar, donde colgaba un cuarzo blanco perfectamente cortado. Me vestí lo más rápido que pude pero luego me fije en aquella piedra en mis manos y decidida me lo puse pero en el momento que toco mi pecho empezó a desprender una luz azul que por un momento me dejo ciega, pero con mis otros sentidos funcionando. Luego sentí miles de voces en mi cabeza.

Creí que me amabasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora