Capítulo 3: Sospechas (Un poco de lemmon)

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Narradora Diane

No dejaba de pensar en lo que había pasado el día anterior, mi mejor amiga había renunciado a trabajar en el Boar hat, odiaba al capitán por haberla lastimado de esa manera y lo peor de todo es que sentía que todo eso era un montaje por parte de Meliodas. Me siento tan culpable en estos momentos porque por no haber intervenido antes, tal vez el capitán y Elizabeth no estarían separados en esto momentos, cuando sentía mis lágrimas a punto de derramarse por mis mejillas, me di cuenta que una mano empezó a tomar mi cintura para después abrazarme protectoramente.

King: Diane, se lo que estás pensando y no se te ocurra pensar que todo esto es tu culpa.

Diane: Pero King, si yo no le hubiera insistido a Elizabeth para hablar con el capitán sobre su comportamiento ellos no habrían discutido y estaríamos juntos.

King: Pero eso no cambiaría nada Diane, es cierto que el capitán había estado actuado muy raro con la princesa, pero cuando Elaine y yo tratamos de leer su mente de alguna u otra forma se da cuenta de nuestras presencias y empieza a pensar acerca de senos y bragas blancas- Capitán eres un maldito pervertido- pero no logro entender que pasa.

Diane: Yo tampoco King pero solo espero que el capitán se dé cuenta de su error y vaya a buscar a Eli antes de que se case.

En esos momentos King era el único que me hacía sentir mejor, segura de mi misma y de mis decisiones dándome un apoyo incondicional que me hacía sentir la mujer más afortunada del mundo. Pero cuando pasamos mucho tiempo mirándonos a los ojos una ráfaga de calor empezó a estremecerme, y sabiendo que él no daría el primer paso decidí tomar la iniciativa y empezar a besarlo de una manera lujuriosa pero dulce. El capto el mensaje enseguida sonriendo mientras nuestros labios se volvían a juntar después de un largo beso. Como si estuviéramos sincronizados empezamos a sentir que la ropa sobraba y de una manera desesperada nos despojamos de ella. El empezó a besar mi cuello de una manera muy dulce pero apasionada mientras su mano bajaba a uno de mis pechos y lo empezó a masajear sacándome uno que otro gemido. Pero quería tenerlo ya dentro de mí, lo necesitaba con urgencia, lo dije mentalmente de una manera erótica y sabía que el lo había escuchado por la cara que puso, así que en un rápido movimiento me levanto haciendo que mis piernas se enrollaran en su cadera y rozo su miembro en mi entrada ya mojada por tanto deseo.

Diane: ¡Ahhh! ¡King por favor hazlo! Te necesito adentro ya- Sin vergüenza metió su miembro dentro de mí y empezó con suaves, largas y profundas embestidas haciéndome gemir del gran placer que sentía.

Diane: ¡¡Ahhhhh!!! Sí...K-King ¡¡¡Ahhhhh!- Mi amado me estaba dando grandes embestidas contra la pared con mis piernas aun en su cadera pero me canse de esa posición y me recargue contra la pared dejándolo con una gran vista a mi trasero y nuevamente empezó el delicioso vaivén de sus embestidas- ¡¡Más!! ¡¡¡Más rápido!!! ¡¡¡Ahhhh!!!

King: ¡¡¡Ahhh!!! ¡D-Diane! Te estas apretando demasiado, que rico ¡¡¡Ahhh!!!- Su mano rápidamente se deslizo por mi entrepierna para empezar a masturbarme como solo él sabe hacerlo haciendo círculos rápidos en mi clítoris-¡¡Te amo!! ¡¡Te amo!!

Diane: Espera yo también quiero hacerte sentir pasión, por la última vez que nos interrumpieron- Lo que paso fue que la última vez que estábamos teniendo relaciones Ban llego borracho a nuestra habitación alegando que era suya y yo no podía estar más enojada y avergonzada en esos momentos, ya que le estaba haciendo un oral increíble a mi amado rey hada- Ven, siéntate en la cama King.

El obedeció de inmediato con la cara sonrojada por el recuerdo de esa noche. Cuando me arrodille frente a él, solo pude sonreírle de una manera dulce mientras con las yemas de mis dedos empecé a masajearle su ya duro miembro desde las bolas hasta la punta y sin previo aviso me lo metí de una vez a mi boca, pasando mi lengua desde la base hasta la punta dándole un dulce beso a esta última y así continúe. Pero justo cuando King estaba por llegar el karma vino para abrir la puerta dejándonos avergonzados y sonrojados.

Creí que me amabasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora