Narradora Elizabeth
Desde lo que paso con el Capitán Meliodas hace tres días en la sala del trono no me he atrevido a iniciar una conversación con él ni siquiera cuando el resto de los pecados esta con nosotros pero el pensar que lo que hizo solo para probar que esos sentimientos aun no se han olvidado me dejaron demasiado confundida, se supone que este hechizo borraba cualquier rastro de mi vida pasada para comenzar una nueva sin que las emociones se interpusieran en mi camino, en estos momentos estoy preparando algunas armas para el entrenamiento que vamos a hacer con los caballeros sacros del reino con el propósito de medir sus capacidades y rendimiento en el campo de batalla. No he visto a los pecados en el castillo pero seguramente deben estar organizando el plan de batalla para verificar que no haya ningún error que nos afecte, estaba caminando con pasos firmes hacia el campo de entrenamiento cuando veo a lo lejos las sombras de siete personas custodiando las puertas de la entrada al castillo.
Elizabeth: ¿Que están haciendo aquí? Pense que estaban ocupados con los posibles errores que el plan pudiera tener.
Meliodas: Si bueno eso lo podemos discutir después por ahora queremos apoyarte en los entrenamientos y de paso nosotros también nos ejercitamos.
Diane: Si Elizabeth, necesitamos toda la ayuda posible y si no trabajamos juntos lo que hagamos sera inútil.
Elizabeth: Esta bien pero los temas que se hablen aquí tienen que ser específicamente sobre la batalla, no quiero nada de temas personales.
Meliodas: Como tu quieras mi princesa.
Rodee los ojos ante ese comentario pero no me deje intimidar y mucho menos dejar que esas palabras me afectaran, continuamos caminando hasta que quedamos en el centro del campo de entrenamiento donde todos los caballeros sacros del reino nos rodearon en un circulo perfectamente formado, di un paso al frente para poder dirigirme a todos y con una voz de mando totalmente fuerte les hice saber lo que pasaría a continuación.
Elizabeth: ¡¡Soldados del reino de Liones!! ¡Este día comenzaremos los entrenamientos que los fortalecerá para cuando el momento de ir al combate no queden indefensos! ¡Se que en estos momentos deben tener muchas cosas en su mente pero les pido que por un solo día dejen todo de lado y se concentren en lo que va a pasar aquí y cuando la batalla termine volverán a casa como los héroes de Britania!
Los soldados alzaron sus espadas armándose de valor para lo que fuera a venir, cuando todo volvió al silencio comenzamos el entrenamiento con la división de los soldados en escuadrones para saber en que aspectos resaltaban y en cuales les hacia falta por mejorar, todo el mundo daba lo mejor de si en cuanto a poder mágico se trataba pero en combate directo aun faltaban cosas que mejorar pero el Capitán Meliodas no se mostraba molesto o decepcionado cuando algún soldado cometía un error de novato y eso me dio a entender que sus emociones durante una batalla están totalmente controladas. Estaba terminando de dar un ataque defensivo contra el prometido de la princesa Margareth cuando siento la presencia de cierta persona a unos cuantos kilómetros de distancia pero lo más extraño es que parece estar confundida puesto que esta rondando en círculos el área, sin decir nada tomo mi forma celeste y me dirijo rápidamente al lugar pero lo que veo me deja un poco desconcertada.
Elizabeth: ¿Como es posible que estés aquí?
¿¿??: No podía quedarme en esa dimensión por mucho tiempo no crees...Hermana.
Elizabeth: El ataque que te lance debió ser suficiente para bloquear tu presencia hasta que el día de la profecía llegara ¿Que fue lo que hiciste Eliana?
Eliana: ¿Te sorprende tanto que una simple diosa hubiera escapado del poder de la portadora del corazón del cielo? Pues para resolver tu pregunta debo decir que tuve la ayuda de ciertos miembros de nuestro Clan.
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Creí que me amabas
Fanfiction¿Profecía? Aun después de haber derrotado al Rey Demonio, una gran desgracia hará que los siete pecados capitales se arriesguen. Pero no solo el destino de Elizabeth estará en juego sino también su amor por Meliodas. Un amor de 3.000 años se vera en...