Capítulo 17: Pesadillas

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Narrador omnisciente
El viento soplaba con fuerza revolviendo los cabellos plateados de Elizabeth que trataba a toda costa de escapar de Meliodas y sus constantes suplicas para que descendiera y escuchara pero por mas que repitiera las mismas palabras "perdoname" el dolor y confusión en su corazón no iban a desaparecer de la noche a la mañana, en un movimiento rápido la albina se elevo tanto que por brever segundos lo perdio en la espesa nebulosa que formaba el inmenso cielo que empezaba a oscurecerse pero no fue mucho cuando unos mechones rubios la asaltaron y se subio encima de la enorme  criatura.
Meliodas: Elizabeth por favoe detente y dejame hablar.
Elizabeth: ¡Dejame en paz y vete con alguna de tus zorras!
Meliodas: No me ire a menos que arregle las cosas contigo.
Elizabeth: Entonces por mi quedate hablando con el infinito.
Con una mirada desafiante Elizabeth se dejo caer al abismo en picada a tal velocidad que las muecas de dolor por los golpes del viento a su cara se hacian notar, la distancia entre la albina y el suelo se recortaba a cada segundo mientras que imagenes de lo que había pasado en Liones regresaban como dagas a su mente nuevamente pero controlando sus emociones se concentro lo mejor que pido para dejar libres sus hermosas alas de diosa pero no fue lo suficientemente rápida para controlar sus movimientos y el  hoque contra el suelo resono en todo el bosque mientras que una capa de humo opacaba la mirada de los presentes que observaban aterrados la esperando que Elizabeth estuviera bien.
Elizabeth: Estoy bien...Solo no reaccione a tiempo.
Todos soltaron un respiro de tranquilidad mientras veian a la albina salir del ahujero que hania formado con su caída y a un rubio enloqucido descendiendo rápidamente, Meliodas trató de acercarse a Elizabeth pero ella lo rechazó instintivamente, ella intercambio miradas con todos y como si Makto leyera el pensamoento se acerco a Elizabeth para llevarsela a la aldea donde la anciana sabia del pueblo la esperaba con ansias para desenvolver la profecía a fondo y conducirla en dirección a las pruebas que tendría que pasar. Eñ camino habia sido llenado con un incomodo silencio que no dejaba respirar el aire fresco que los verdes pinos proporcionaban, Meliodas trataba con desespero de acercarse a Elizabeth pero ella se sentía realmente agobiada por todo lo que había pasado cuando el humo de leña quemandose llego a sus fosas nasales sabían que habían llegado a su destino. Una aldea construida con casas de madera y piedras enormes que eran unidad con algo parecido a cemento con toques brillantes, la bienvenida fue acogedora y hogareña puesto que los hicieron sentie como parte de ellos aunque para Elizabeth la rodearon en un círculo donde una luz azul la rodeo fuertemente dandole ligeros mareos y un fierte dolor de cabeza que la hizo caer golpeandose la cabeza levemente.
Meliodas: ¡¡Elizabeth!!
Anciana: Ella esta bien demonio, solo reaccionó a la concentración de energía que la consume lentamente.
Meliodas: ¿Ella estará bien?
Anciana: Si por el momento la dejaremos descamsar y ustedes deberían hacer lo mismo mañana verán el pasado y el futuro de Elizabeth.
Meliodas: De acuerdo, chicos vamos a acampar por aqui cerca.
Anciana: No será necesario muchacho, ustedes se quedarán nosotros. Dormirán en aquella cueva para que tengan privacidad.
Meliodas: -Tome a mi mujer en brazos estilo princesa y me dirigi nuevamente a la señora- Se lo agradezco.
A esto ultimo los pecados se dirigieron a la cueva que había indicado la mujer y al llegar se sirprendieron por lo increíblemente espacioso que era, tomando lugares separados cada uno con sus respectivas parejas se dispusieron a dormir al igual que Meliodas pero no tuvo la oportunidad de abtazar a Elizabeth por que esta se levanto de un salto y con una mirada asesina se alejo lo más que pudo de él para acostarse casi al fondo de la cueva dejando que la oscuridad la cubra, Meliodas se había quedado estático mirando detalladamente la espalda blanca algo descubierta de la albina pero al pasar los segundos, los minutos e incluso horas los quejidos de Elizabeth empezaron a despertarlos. Unas sangrientas imágenes de guerra y muertes pasaban por la mente de Elizabeth donde veía claramente como su hermana lograba traer los muertos al mundo de los vivos y como sus amigo e incluso a cierto rubio que aun no abandonaba su corazón roto estaban heridos añ borde de la muerte y ella solo se quedaba observandolos sin poder hacer nada solo escuchar las ultimas respiraciones de quienes siemore ha considerado su familia. Los pecados se levantaron lentamente para acercarse a una muy agita y sufora Eñizabeth que no dejaba de apretar sus puños por el dolor que sentía en esa pesadilla, unas pequeñas lágrimas resbalaban sus mejillas pero lo que más resalto fueron los débiles susurros que salían de sus labios.
Elizabeth: Lo l-lamento...l-lo l-lamento
Diane: Elizabeth despierta.
Meliodas: Eli abre tus ojos preciosa- Me di cuenta que se calmo levemente al escucharme asi que sin importar lo que dijera ella o los demás me aviste a su lado dejando que su cabeza reposara sobre mi pecho- Ni se les ocurra decirme algo aunque me haya equipado ella sigue siendo mi mujer.
Ban: Solo espero que esta vez no te equivoques Capitán.
Diane: Ella te ama aunque le duela
...Mas te vale que arregles esto.
Meliodas no te preocupes que con esto ya me gano puntos.
Ellos solo asintieron y se dirigieron nuevamente a sus lugares para retomar su sueño sagrado pero Meliodas no dejaba de acariciar el cabello platinado de Elizabeth para que se tranquilizara y realmente estaba funcionando puesto que la albina no pido evitar acercarse más a él escondiendo su rostro entre el cuello y el hombre de Meliodas. Aquella noche ambos durmieron cómodamente
Para dejar de sentir aunque fuera por unos breves momentos el peso de la culpa y el dolor que ambos cargaban.
Narrador meliodas
Unos pequeños rayos de sol me obligaron a abrir lentamente los ojos mientras sentía una calida respiración en mi cuello y no pide evitat sentir alivio y ternura al ver a mi princesa durmiendo tranquilamente sobre mi pecho mientras que la abrazaba por la cintura para compartir nuestro calor corporal aunqie en el fondo quería no tener esta ropa estorbosa y hacerle saber de mil maneras que la amaba y que mis errores del pasado no me nublarian el eterno amor que siento por ella pero no pude seguir pensando en multiples escenarios para poder recuperarla puesto que en estos momentos se empezo a remover entre mis brazos para despues abrir lentamente sus hermosos ojos que aprnas me notaron y la posicióm en la que estabamos se puso tan roja como tomate por la verguenza...y quizas también por enojo.
Elizabeth: ¿Que estas haciendo?
Meliodas: Descansando ¿y tu?
Elizabeth: Quiero que te alejes de mi ahora...Sabes que mejor yo me voy.
Meliodas: o no tu no te irás- La sujete fuertemente enredando mis piernas y brazos alrededor de su cuerpo para evitar que se fuera, pude notar que se estaba poniendo más furiosa de lo qie estaba así que me arriesgue y la bese en los labios apasianodamente- Aunqie me insultes y trates de apartarme no te vas a deshacer tan fácil de mi...Suplicare por tu perdon aunque para eso pasen otros 3.000 años
Elizabeth: O que al final tenga que sacrificarme...No quiero hablar ahora solo dejame en paz y no vuelvas a hablarme, ve y has tu vida con alguien más.
Meliodas: Preciosa con la única con la que quiero estar es contigo pero creeme que entiendo como te sientes y te juro que hare todo lo qie este en mi alcance para recuperarte.
Elizabeth: No se si para eso tengamos tanto tiempo.
Memiodas: Dame la oportunidad para demostrarte que este idiota hijo de perra se muere por ti...Elizabeth soy capaz de dar mi vida y de matar a ptros solo por ti.
Elizabeth: Por favor no digas cosas como esas...Dejemos las cosas aquí- Me solte de su agarte lentamente mientras lo miraba directamente a los ojos y me ponia de poe para salir de la cueva pero no pide evitar girarme y hablarle- Solo espero que puedas cumplir eso que tanto dices antes que el fin llegue a nosotros.
Meliodas: Te juro que incluso al borde de la muerte de hare saber cuanto te amo.
Elizabeth:...Espero que esta vez no me mientas.
La vi salir rápidamente por la cueva y  no pude evitar que un sentimiento de nostalgia me invadiera pero tenía que luchar por ella, se lo tengo que hacer saber a ella y a todo el puto mundo que nos trata de separar cada vez que algo bueno empieza con nosotros. Decidí levantar a los otros y con quejas e insultos salimos de la cueva para encontrarnos a toda la aldea y a Elizabeth mirandonos fijamente como si fueramos el tema principal del día.
Anciana: Buenos días, siganme hay algo que quiero en señarles.
Yo solo me dedique a seguir a la anciana y a mi diosa para alejarnos un poco de la aldea y adentrarnos al bosque donde una inmesa montaña se alzaba tan imponente en el horizonte, nos adentramos a otra cueva pero esta era diferente porque casi al llegar al fondo el techo parecia el mismo cielo estrellado con un toque mágico y en todo el centro se posaba una gran fosa con agua que por alguna resplandecia fuertemente. Me fije como la anciana le indicaba a Elizabeth que se metiera dentro del agua.
Anciana: Ustedes pecados capitales entren al agua y rodee  a la elegida dejandose llevar por el circulo de la verdad.
Meliodas: -Obedecimos obedientemente a sus indicaciones y pronto nos encontrabamos en un circulo dentro del agua fría dejando a Elizabeth en el centro- ¿Y ahora que?
Anciana: Ahora solo dejense llevar por la verdad que tanto atormenta a Elizabeth y les revelará las pruebas de la profecía.
Apenas termino de hablar aquella luz que resplandecía las aguas y como si hubiera vuelto a nacer vi la vida oculta de Elizabeth que tanto la estaban atormentando, toda la mierda que tuvo que pasar con lo de la profecía, cuanod ese hijo de perra se atrevio a tocarla y lastimar su delicado y hermoso rostro prácticMente pude sentir como ese infeliz la tocaba y la golpeaba hasta dejarla casi muerta y eso solo hizo que hirviera mi sangre por no haberla protegido, las peleas con su hermana y cuando su padre Arthed lo descubrio todo y tuvo que pagarlo con su vida al igual que casi tuvo que hacerlo mi diosa. Al terminar de ver todo eso, al abrir mis ojos pude notar que algunos tenían los ojos nublados por las lágrimas que trataban de contener, yo intentaba en vano no derrumbarme frente a ella pero era inutil, me limite a observar como ella sollozaba levemente pero cuando se dio cuenta que todos la mirabamos aterrada salio corriendo fuera de la cueva para adentrarse al bosque pero fui mád ágil y la acorrale contra un árbol para hacer que me viera fijamemte. Elizabeth solo trataba de alejarse de mi llorando fuertemente pero no la deje, la sujete de las muñecas pegandolas a los costados de su cabeza.
Meliodas: ¡Escuchame Elizabeth! Ahora entiendo todo...Linda te juro que cuando encuentre a ese maldito lo golpeare tanto que deseara jamas haber tocado a un ángel como tú.
Elizabeth: No puedo con tanto dolor pero se que tengo una misión en este mundo.
Meliodas: Linda tu no eres responsable de nada...Volvamos con los chicos y enfrentemos esto juntos.
Elizabeth: Intentare no derrumbarme cuando las cosas se pongan dificiles.
Meliodas: En momentos como este, jamas me ire de tu lado. Quiero protegerte sin importar si me quieres a tu lado o no.
Elizabeth: Esta no es tu pelea...Deberias estar en Liones protegiendo a los aldeanos.
Meliodas: No me quede porque mi razón de vivir se habia ido de mi lado...Te rompi el corazón por todas las estupideces que cometi pero te juro que todo tiene una explicación y cuando estes lista te lo diré todo.
Elizabeth: No se si quiera escuchar tus explicaciones pero lo pensaré.
Meliodas: -No pude evitar sonreirle y acariciar sus mejillas tiernamente, me acerque para besar sus labios pero tuve que resistirme y besar su frente- Esperare pacientemente.

Creí que me amabasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora