Capítulo 15: Rompiendo el sello

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Narrador Meliodas

Una extraña sensación me invadió cuando el crujido de la madera proveniente del piso de arriba me puso en alerta, con una mirada dirigida a mis acompañantes subimos casi corriendo por las escaleras y para cuando abrí la puerta todas mis sospechas fueron correctas al no ver al amor de mi vida en la cama, sabía que algo estaba mal y lo confirme cuando vi las ventanas abiertas y el frio viento golpear mi cara erizando mi piel ligeramente. Al darme la vuelta, vi como Diane empezaba a derramar lagrimas al estar leyendo una extraña nota y cuando las miradas se pusieron en mi sabía que algo importante decía, Ban me la entrego y no pude evitar sentir como saladas lagrimas caían por mis mejillas en cada letra que pasaba, la culpa de todo lo que había pasado estaba cayendo sobre mi pecho y hacia que mis siete corazones palpitarán cada vez más despacio y sentía como la vida se escaba de mi cuerpo.

Diane: Bien hecho Capitán. Hiciste que Elizabeth se fuera y ahora la perderemos para siempre pero me imagino que eso te debe alegrar ¿No Merlín?

Merlín: ¿A dónde tratas de llegar Daine?

Diane: Pues que ahora que Elizabeth ya no está podrás estar con el Capitán. Ustedes son unos traidores que no se merecen vivir.

Elaine: Elizabeth te amaba profundamente Meliodas pero ahora solo espero que ella pueda cumplir su objetivo y liberarse de ti.

Meliodas: Pues eso no pasara. No la volveré a perder.

King: ¿Qué no te basta con haberle roto el corazón?

Ban: De todos modos, ustedes dos tienen mucho que explicarnos.

Merlín: Primero que nada, quiero que sepan que Meliodas jamás dejo de amar a Elizabeth, el sencillamente estaba desesperado de verla morir frente a sus ojos una y otra vez.

Meliodas: Una de las tantas noches que intente quitarme la vida, no pude hacerlo por la promesa que le había hecho a Elizabeth dando paso al dolor y la ira que me hizo pasar días demasiado oscuros. Casi parecía un estado de depresión y eso incluyendo la impotencia de no poder proteger a la mujer que amo.

Merlín: Meliodas vino a mí para buscar una forma para poder liberarlos de la maldición pero aun estando en ese estado yo jamás pude borrar los sentimientos que tenía hacia él.

Diane: Y me imagino que aun sigues enamorada de él.

Merlín: No te voy a negar que aun siento muchas cosas por el pero no podía arrebatárselo a Elizabeth, hace 3.000 años ella siempre estuvo a mi lado y me protegió brindándome un hogar.

Meliodas: Para que se queden tranquilos solamente hubo una promesa entre Merlín y yo. Nunca hubo ni besos ni momentos íntimos, nada solo esa promesa.

Elaine: ¿Y qué hay del hecho de que te acostaste con la hermana de Elizabeth?

Meliodas: Esa maldita zorra me engaño, pensé que era Elizabeth se veía exactamente igual a ella pero cuando empezamos a hacer el amor ella cambio y ahí me di cuenta que no era mi mujer.

King: Entonces fue un engaño pero ¿Y las otras mujeres?

Meliodas: Eso es algo que solo hablare con Elizabeth.

Diane: Pero no sabemos a donde habrá ido.

Merlín: No será algo difícil de adivinar, la energía que desprende su cuerpo es un poco débil por la distancia que se encuentra pero aun así podemos rastrearla.

Meliodas: Muy bien, alístense porque iremos por ella.

Todos asintieron y cada uno se fue a preparar su armamento para una nueva aventura, yo solo pude quedar observando a la ventana con la carta que mi diosa había dejado como despedida, algo tenía en claro y es que ella no querrá escucharme pero la seguiré hasta que entienda que lo que Eliana le dijo son mentiras que lo único que hicieron fue separarnos más de lo que ya estábamos, la profecía era clara y no podía dejar que Elizabeth diera su vida para una futura generación es algo que no puedo aceptar, mi futuro es a su lado y nadie me lo va a arrebatar. Las nubes de tormenta oscuras como el profundo océano empezaron a resonar y con los vientos azotando con fuerza el inmenso bosque, grandes gotas de agua comenzaron a golpear la ventana de la habitación dando paso al ambiente más deprimente que haya podido experimentar, un recuerdo del pasado llego a mi mente con fuerza como rocas golpeándome por todo el cuerpo y solo pude sentir como unas lágrimas mojaban mis mejillas nuevamente.

Creí que me amabasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora