❌ HISTORIA CON POSIBLE CONTENIDO SENSIBLE PARA MENORES DE EDAD, NO LEER SI ERES -15 ❌
Después de que la verdad saliera a la luz, Elsa se verá obligada a mantenerse fuerte y firme, ante aquel desconocido.
La ayuda llegará, pero habrá de tardar seis...
—¡Basta! —gritó. Lanzó la almohada a Dios sabrá dónde.
Lo único de lo que tiene certeza, es que empujó algo de cerámica, porque le siguió un estruendoso sonido.
Pero no tanto como sus gritos y los golpes que se daba contra la cabeza.
—¡Déjame en paz! ¡Cállate! ¡Cállate! —exclamaba, con sus manos hechas puño impactándose en los costados de su cabeza.
—¿Quieres llorar, maricainsufrible?
—¡No! ¡No estoy llorando!
—Tan patéticocomotumadre.
Elsa se despertó con el Jesús en la boca, la respiración agitada y sudando frío. Había tenido una fea pesadilla, una que parecía ser tan real.
Ella siendo arrastrada al infierno por Hans. Ni en sus sueños el maldito la dejaba en paz.
—Ya pasó –se dijo a sí misma–. Nada de esto es real, descuida —intentó convencerse, acariciándose las sienes.
—¡Basta Astrid, basta! —escuchó que gritaron.
—¿Hipo? —susurró a la nada.
Se quitó la cobija que la cubría. Se sentó a la orilla de la cama, y pensó si sería buena idea ir a revisar a la habitación del sujeto, que al parecer también estaba sufriendo de una pesadilla.
Noseascruel, veaver. Le regañó su subconsciencia.
Exhaló con determinación, puso los pies sobre la madera, y salió de su habitación, dirigiéndose al principio del pasillo, donde se encontraba el joven castaño durmiendo.