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—¿Crees que no puedo hacerlo, Kim Naesang? —Taehyung preguntó intentando recomponerse, sus piernas temblaron, él pudo sentirlo de manera tan clara, pese a ello, su barbilla se levantó—. Jamás me he sentido como un hijo tuyo, no realmente. No soy tu hijo. ¡Claro que no me importaría enviarte para que te pudras ahí dentro! ¿Crees que no puedo?

Naesang adoptó una expresión oscura, sus ojos cambiando fríamente a medida que miraba a todo el rostro de su hijo, a su expresión llena de valentía ingenua.

—Dime tú, ¿puedes? —Dejó escapar un suspiro pesado antes darle un sorbo a su bebida con la misma gracia que siempre lo caracterizó—. ¿Dime que harás exactamente? ¿Ir a la policía y vomitar palabras? ¿Exactamente qué les dirás?

—Les diré todo lo que has hecho estos años. —Taehyung no se dejó amedrentar pese a la burla en el tono del mayor—. El fraude, las negociaciones ilícitas con la mafia, ¡la maldita prostitución a la que someten a esos chicos en el crucero al que me enviaste!

Naesang asintió varias veces con una exagerada expresión solemne que escondía una risa llena de sarcasmo, tocó el hombro de Taehyung con falso orgullo.

—Por supuesto, y entonces ellos vendrán por mí. ¿No es así? 

Se movió tan fuerte para alejarse del toque de Naesang, tiritó mientras gritaba:

—¡Deja de burlarte de mí!

—No seas estúpido, Taehyung. —Naesang ya no estaba escondiendo su irritación, toda su postura era tensa—. Una vez te metas con esas personas jamás volverás a ver a ese Jeon. ¿Sabes por qué? Porque van a matarte.

—Supongo que tendré que lidiar con ello.

Pesé al miedo corriendo por sus venas, Taehyung tenía claro todo lo que haría. No iba a seguir siendo la marioneta de ese hombre que llamó su padre, él iba a acabarlo.

Se dio vuelta para irse, y entonces lo escuchó:

—Si sales por esa puerta, Jungkook será quien se suba al crucero esta misma tarde.

Con la rabia corriendo por sus venas, Taehyung se volvió y recorrió los pasos que lo separaban del mayor con una expresión furiosa acompañada de manos en puños. Su mandíbula apretada en un gesto que era tan parecido al de su madre, Naesang lo notó y la nostalgia hizo que se irritara todavía más.

—¡Déjalo fuera de esto! —gritó el menor, odiando la falta de emoción en quien lo miraba de vuelta—. ¡No te atrevas a tocarlo porque entonces juro que todo el mundo sabrá lo que has hecho!

—Claro que si —Naesang respondió mirando detrás a la puerta abriéndose, una sonrisa tiró sus labios, apenas notó la tensión en Taehyung al darse cuenta de quien se trataba—. Saluda, hijo. No seas maleducado con nuestro invitado.

Taehyung giró su cuerpo y se encontró con la figura de Jung Minseok, de pie a unos pasos, dos guardaespaldas acompañándolo. Al mirarlo detenidamente se percató del par de vendas en sus brazos, muestra de que sus golpes sí le habían causado heridas. Había otras en algunas partes de su rostro por los rasguños que provocó cuando ese hombre intentó tocarlo. Pero nada de eso produjo satisfacción. Ya que, Jung estaba ahí luciendo tan emocionado como su padre.

—Hola, Taehyung —el recién llegado saludó sonriente, no se detuvo para pasar sus ojos descaradamente por el cuerpo del castaño—. Es un placer volver a vernos.

—¡Aléjate de mí si no quieres que vuelva a golpearte!

Gritaría con mucha más fuerza si ese hombre intentaba algo, no estaba solo, había gente afuera. Sin embargo, dentro él sabía que no lograría huir de su padre, que todo eso era un plan ya trazado, como siempre. Uno del que no iba a salir por mucho que tratase.

Promesa. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora