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Los últimos días en Seúl fueron fríos, llovía la mayor parte del tiempo, estaba totalmente bien. Sin embargo, ese día en particular el sol brillaba de manera intensa en mitad del cielo y cuando la tarde llegó, Taehyung se preguntó si había sido suficiente de quedarse en la oficina atiborrado de trabajo solamente para intentar huir de sus propios pensamientos. Debido a que cuando se quedaba quieto empezaba a imaginar demasiado en lo que hubiese sido si las cosas fueran diferentes, si dejaría de sentirse atrapado como un animal que no podía parar de correr hacia un destino que acabaría con lo poco que quedaba de él.

Sentía la mirada de Jimin sobre él, impaciente y preocupado. No se sintió mejor, era incluso peor saber que tendría que decir en voz alta lo que había hecho. Bajó la mirada a ninguna parte, al piso debajo de él deseando poder cambiar el traje de diseñador por su camiseta vieja y dormir todo el día.

—Supongo que no vas a decir nada si no lo hago yo —Jimin no sonaba molesto, él no lo estaba. Detrás de su postura tensa, solo existía preocupación por la actitud tan distante de Taehyung, sus ojos idos. Era inquietante—. ¿Quieres hablar de ello?

Claro que no. Taehyung mordió su labio inferior deteniendo su necesidad de negarse, ya que pese a que no deseaba hablarlo, debía sacarlo de su organismo antes de que se volviera loco.

—En la secundaria —empezó evitando el contacto visual—, lo conocí en la secundaria, Jimin. Salíamos, o algo así.

—¿Algo así? —Park frunció el ceño, sus ojos atentos a la postura ansiosa de Taehyung—. Ustedes... ¿Ustedes fueron pareja?

—No —Taehyung dejó escapar una risita que nada tenía que ver con alegría, sus manos apretadas entre sí—. Es decir, no lo sé.

—Si lo que sucedió es que terminaron mal o hubo un engaño, puedes simplemente decirlo, no tienes que...

—Ayude a papá para que robara información —cortó a Jimin con voz plana, lenta, distante. Se atrevió a levantar la mirada a quien trataba de entender sus palabras, el peso de estas y levantó la comisura de sus labios antes de seguir—: Robé información de la empresa donde la madre de Jungkook trabajaba; cuando fui a su casa, cuando estuvimos juntos. Siempre que podía lo hacía.

—¿Por qué... —Jimin tragó saliva buscando explicaciones en el rostro sin expresiones del castaño. No había nada—... Por qué harías algo así?

—Porque es lo que debía hacer, ¿no ha sido siempre de esa manera? Tengo que seguir un camino establecido, tengo que...

—Fue tu padre, ¿cierto? ¿Él te ordenó que lo hicieras?

Taehyung miró a los ojos llenos de enojo en su amigo, a su ceño fruncido debido a lo que acababa de oír y negó con la cabeza. Una risa lenta en sus labios que escondía miles de lágrimas que era tonto dejar escapar cuando él no era la víctima.

—¿Importa? —preguntó sin esperar respuesta alguna—. Tenía que hacerlo, papá no me obligó. Es solo que... Yo me enamoré de Jungkook, me enamoré y fue la primera vez que odie los planes de mi padre, odie que quisiera enviarme al extranjero.

—Kim Naesang se enteró de eso —Jimin asintió hacia sus propias palabras pensando en lo que ese hombre sería capaz de hacer, en lo que habría hecho después de descubrirlo—. ¿Le contó todo a Jungkook?

—Ojalá lo hubiese hecho él. —Taehyung mordió su labio antes de ponerse de pie para sacarse la chaqueta con sus dedos temblando al recordar la mirada de Jeon ese día—. Fui yo quien se lo dije, yo fui quien le abrió los ojos y le demostró la clase de persona que soy.

En ese punto cualquier explicación dejaba de interesar, Jimin se acercó para sostener a su mejor amigo, a la persona que se derrumbaba delante de él debido a lo que, sabía, había sido ordenado por el señor Kim Naesang.

Promesa. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora