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Esperar una respuesta sonaba absurdo.

Así que, no la esperó. Jungkook abrió la puerta, pero no se sentía como él realmente. Estaba actuando en automático, de esa misma forma logró llegar al parqueadero donde apenas fue capaz de encontrar su auto. Sin embargo, pudo ser demasiado lento, no había otra razón para lograr oír esa voz. Esa estúpida voz:

—No se te ocurra ir, Jeon.

Taehyung gritó, mirando la espalda del contrario. Sus manos en puños hacían que todo su cuerpo temblara. Exhaló el momento en el que el pelinegro giró y su expresión fue imposible de leer.

—¿De qué estás hablando, Kim Taehyung?

—A mi boda —respondió con rapidez. Las palabras produjeron un sabor amargo que, solo por poco, fue capaz de soportar. Era ridículo el solo pensarlo—. No quiero que estés ahí.

Como consecuencia, el pelinegro estaba riendo segundos después, sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras miraba al rededor escondían algo completamente opuesto a la indiferencia.

—¿Por qué estaría ahí? ¿Por qué iría a ver ese teatro? ¡Oh! —Su expresión era pura sorpresa fingida, una sonrisa ácida aún permanecía en sus labios a medida que asentía para sí mismo—. ¿Crees que llegaré a evitarlo o algo así?

—Yo...

—Ahora que lo mencionas —Jungkook caminó los pasos que los separaban, sintiendo la misma tensión que el contrario. Esas lágrimas, cayendo de Taehyung, se sentían como las suyas—, no puedo perderme lo hermoso que seguro vas a estar.

—¡Cállate! ¡No te burles de mí, Jeon!

Jungkook se quedó unos segundos en silencio, era doloroso. Es que, cómo iba a no serlo, la persona que amaba lloraba frente a él y no era capaz de hacer nada al respecto, debido a que todo indicaba que ellos no eran el uno para el otro, que pese a amarse no podrían simplemente olvidarse del mundo. Jamás se atrevería a pedirle a Taehyung que fuese en contra de su padre, que dejara todo atrás por una relación que solo se basaba en emociones y sentimientos. Era egoísta, y totalmente ingenuo.

Entonces apretó su mano, esa que estuvo a punto de tocar al castaño y atraerlo a sus brazos al escucharlo sollozar.

—Va a llover, será mejor que te vayas.

Taehyung frunció el ceño.

El viento golpeaba su rostro con tanta fuerza, pero nada tenía que ver con el temblor en su cuerpo. Sus manos abrazando su propio cuerpo mientras las lágrimas caían con fuerza.

—¡Prometiste que me amarías por siempre! —gritó. Sus labios abiertos dejaban salir sollozos dolorosos, estaba consciente de que era un desastre—. ¡Lo hiciste!

Jungkook miraba el piso, huyendo de quien se deshacía frente a él.

—¿Olvidas quién rompió la promesa primero?

—¡No la he roto! Yo te amo.

—¿Está bien para ti decir eso? —Jungkook rio, ignorando las lágrimas cayendo por sus mejillas—. Vas a casarte mañana, maldición.

Taehyung sollozó aún más fuerte, antes de salir corriendo. Detrás la risa de Jungkook se volvió desgarradora, mientras se dejaba caer en el piso de cemento.

Porque estaban atados a una promesa vencida.

(...)

Estaba cansado, más que eso estaba totalmente agobiado. Kim Naesang enviándolo a Japón para una maldita reunión que bien pudo realizarse en Corea era estúpido.

Promesa. [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora