II. Libertad ━ Finnick Odair

• • • 『 C A P I T U L O 2 』 • • •

RECORREMOS LO QUE ALGUNA VEZ FUE LA CASA DE KATNISS ANTES DE SER vencedora de los Juegos del Hambre, y veo su rostro contrariado por lo que ve frente a ella, la destrucción que Snow mandó a hacer por ella, para recordarle que no podía contra él, que ella era frágil ante la destrucción que podía hacer; pero, no importaba cómo, ella se podría levantar y seguir peleando en su contra. Confiaba en ello y en las capacidades de la Chica en Llamas para ser rostro de una revolución que le costaría todo lo que él había logrado desde su juventud. Sí, él debería sentirse amenazado por lo que podemos hacer para derrocarlo del poder, después de todo, él provocó esto, él cavó su propia tumba al actuar como lo había hecho.

Mientras caminamos por los restos de su antiguo distrito con calma, asimilando lo que vemos: cráneos, cuerpos quemados, restos de personas, ruinas de lo que fueron casas en algún momento, la destrucción de la mina, todo. El ambiente se mantiene tenso, hay aroma a cenizas aún y todo es peor mientras más avanzamos, es un completo desastre, excepto la aldea de los vencedores donde vivía Katniss, Haymitch y Peeta, que sigue intacta. Es un tipo de cuadro muy contrastado tomando en cuenta lo que es el resto del pueblo, y no soy la única que ha sido afectada por la vista, porque, al voltear, me encuentro a Katniss agachada, con los codos sobre sus rodillas y la cabeza apoyada sobre sus manos repitiendo sin parar lo mismo.

— Mi nombre es Katniss Everdeen. Tengo diecisiete años. Mi hogar es el distrito 12. Estuve en los Juegos del Hambre. Escapé. El Capitolio me odia. Peeta fue tomado prisionero. Se cree que está muerto. Muy posiblemente esté muerto. Probablemente es mejor si lo está...

— Katniss — Murmuro agachándome a su lado —. Hey, Katniss, estás bien... estoy aquí... Me tienes aquí... No me voy a mover y me aseguraré de que estés a salvo.

— Katniss, ¿debería bajar? — Pregunta Gale. El auricular que nos obligaron a llevar nos hace sobre saltarnos, pero ella me mira atónita. No pueden darle más sedantes, no cuando los acaba de dejar.

— Está bien, Gale. No dejaré que nada le pase, lo prometo. Si las cosas se complican yo misma te pediré que bajes, por ahora puedo manejarlo.

— Perdón, pero prefiero que me lo diga ella misma.

Katniss toma aire. — Estoy bien, Gale. Selene no dejaría que me pasara algo y yo confío en ella. No te preocupes, puede resolverlo.

— Te lo dije — respondo.

Seguimos caminando, dejando atrás la casa de Katniss, y nos dirigimos al pueblo, viendo más cuerpo incinerados y en estado de descomposición por intentar huir de lo que estaba pasando. Me imagino lo que debió ocurrir y se me revuelven las entrañas al pensar todo lo que sufrieron por tener el infortunio de tener a Katniss Everdeen en su distrito, pero ellos no la culpan, nadie lo hace realmente, sino que se han amoldado - al menos los ochocientos y un poco más de habitantes que lograron escapar con Gale - bastante bien al distrito 13. Agradecen tener un lugar que no controle Snow y que los hayan rescatado cuando no sabían qué hacer en el bosque estando la mayoría heridos. Todos intentan hacer su mejor esfuerzo por mantenerse cuerdos y cooperando, incluso cuando todos vestimos igual, la comida es insípida y estamos bajo tierra sin poder ver el sol de verano.

Avanzamos por el pueblo y sus ruinas, incluso nos detenemos frente a las ruinas de lo que parecía ser un negocio de comida. La reacción de Katniss me alerta que es algo más que sólo un negocio, entonces fuerzo mi cabeza a pensar qué podría tenerla así, porque ella no contaba con muchos amigos aquí - al menos eso dicen Prim y Gale -, así que no podría tratarse del hogar de algún amigo, sólo de... Peeta. Su hogar fue una panadería, eso me lo dijo, me lo dijo en los Juegos intentando animarme. Este eran las ruinas del hogar de Peeta y su familia, la que no pudo salir del distrito, según comenta Gale. Dejo de pensar en eso cuando veo a Katniss correr lo más rápido que puede, como si eso la librara de ver la realidad, así que la sigo gritando su nombre por el destruido lugar.