JUEGAN EN LA PRADERA: LA NIÑA DE pelo oscuro y ojos azules que baila por la hierba; el niño de rizos rubios y ojos grises que intenta seguirla con sus rechonchas piernecitas de bebé. Willow y Rye Mellark. Peeta está fascinado con ellos jugando y Katniss los observa bajo la sombra de un gran árbol de la pradera. Mis hijos chillan rápidamente y corren para sorprender a los otros niños y a Peeta en conjunto con Finnick. Pronto los padres los toman en brazos, corren, se divierten con ellos. Se dejan vencer en luchas y les hacen reír, volviendo a ser ellos mismos, demostrando el cariño que les tienen a los niños y los felices que son ahora. Finnick toma en brazos a las niñas y corre con ellas de los chicos, esperando rescatarlas de él, al igual que Peeta, y no puedo evitar sonreír al verlos. La felicidad y tranquilidad es nuestra, la hemos conseguido después de muchos años y nos merecemos estar todo el tiempo así, riendo.
Las preguntas están empezando. Las arenas se han destruido por completo, se han hecho monumentos en recuerdos a las víctimas y ya no hay Juegos del Hambre. Sin embargo, lo enseñan en la escuela y nuestros hijos mayores saben que nosotros interpretamos un papel en ellos. Thomas lo está aprendiendo, tal como Willow. Mi bebé lo sabrá en unos cuantos años más, quizá con Rye. ¿Cómo les vamos a hablar de aquel mundo sin matarlos de miedo? Mis niños que dan por sentadas las palabras de la canción:
"Sólo cierra tus ojos el sol se está poniendo. Estarás bien, nadie puede hacerte daño. Cuando venga la luz de la mañana tú y yo estaremos sanos y salvos"
Nuestros hijos no saben que juegan sobre un cementerio.
Me acerco a la mujer de cabello oscuro y ella me sonríe al percatarse de mi presencia. Me siento a su lado con cuidado y le entrego a mi bebé, al que observa enternecida. Ella mantiene una sonrisa serena también, se ve tranquila, feliz. Le había costado bastante tiempo mostrarse así de bien con los demás, pero al fin podía hacerlo con libertad.
― Llegaron temprano.
― Sí, sabes que debemos distraer a Peeta para que no sepa de la fiesta sorpresa.
Ella ríe. ― ¿Los demás?
― Han entrado a tu casa para arreglar todo. Annie y Johanna estaban a cargo de preparar todo y Meir junto a Adler estaban vendando el brazo de Arsen.
― ¿Cómo han entrado a la casa? Estaba cerrada.
― Haymitch le dijo a Arsen que entrara por la ventana, que la del segundo piso siempre estaba abierta.
― Oh. ¿Se golpeo?
― Sabes que sí, Haymitch no ha parado de reír.
― Arsen debería dejar de confiar en Haymitch, siempre le juega bromas así ― sonríe ―. Peeta no sospecha que hay una celebración hoy, así que ¿qué le dirá Finnick sobre su abrupta aparición con los niños?
― Que sus adorables sobrinos le echaban de menos, además, tiene un ahijada a la que debe enseñarle a cocinar, y Finnick no puede decirle que no a su pequeña princesa, al igual que sus hermanos.
― Suena convincente, Sirena.
Mece entre sus brazos a Hope y ella comienza a moverse inquieta por una nueva pesadilla. Sus ojos celestes se muestran ante Katniss y el cabello cobrizo es visible, a pesar de las mantas. Es la mezcla de nosotros, Finnick y mía, y es lo que más nos han repetido nuestros amigos al ver a nuestros hijos, pero los de ellos también son parecidos a sus padres.
― ¿Tuviste una pesadilla? ― le sonríe a la bebé ―. Tu madre y yo también tenemos pesadillas.
― Algún día te lo explicaremos, Hope ― acaricio su manita ―. Por qué empezaron y por qué, en realidad, nunca se irán del todo.
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II. Libertad ━ Finnick Odair
DiversosSelene Ravenscroft ha logrado que Katniss Everdeen sobreviviera de nuevo a los Juegos del Hambre, aunque no queda nada de su hogar. No están a salvo todavía. El Capitolio ha capturado a Johanna, Annie, Peeta y Kenneth. El Distrito 13 existe de verda...