POR LA MAÑANA, KATNISS ME SACA DE MI HABITACIÓN A LAS 07:00 para ir por el desayuno. Desayunamos en la gran mesa en la que se encuentra su familia y la de Gale, una mesa que hemos reservado para nosotros desde el día uno de forma automática, y ahí me cuenta sus planes de ser el Sinsajo mientras comemos nuestro desayuno. Las comidas son raciones muy por debajo a lo que acostumbro, pero me mantienen hasta la siguiente comida fácilmente, pero claramente no a todos le sucedía igual y Gale solía darle parte de lo suyo a Katniss, tal como ahora que ambos le damos una cucharada de nuestros nabos a su taza para que deje de mirar nuestras raciones.
— Tienen que parar eso — Nos advierte —. En serio. Probablemente sea ilegal o algo.
— ¿Qué pueden hacer? Ya tienen mi comunicuff — Dice Gale.
— Y yo no tengo nada que perder — Me encojo de hombros con una sonrisa —. Además, nunca me gustaron los nabos.
— Oye, quizás debería poner eso como condición para ser el Sinsajo.
— ¿Que te podamos dar nabos? — Pregunta Gale.
— No, de que podamos cazar — Capta nuestra atención —. Tenemos que dar todo a la cocina. Pero, aun así, podríamos...
— Hazlo — Hablo.
— Ahora es el momento. Podrías pedir la luna y tendrían que encontrar la forma de bajarla.
— ¿Qué tienen programado?
— Clase de historia nuclear — Habla Gale —. Donde, por cierto, se ha notado sus ausencias.
— Sí, creo que paso — Hago una mueca —. ¿Tú, Katniss?
— Tengo que ir al Comando, ¿vienes conmigo? — Me pregunta.
— De acuerdo. Pero podrían echarme después de lo de ayer — Mientras vamos a dejar nuestras bandejas, digo—: Oye, más vale que pongas a Buttercup en tu lista de peticiones también. No creo que el concepto de mascota inútil sea conocido aquí.
— Oh, le encontrarán un trabajo. Le tatuarán la pata todas las mañanas — dice.
En el momento que llegamos al Comando, Coin, Plutarch, y su gente ya se han reunido. Mi vista levanta algunas cejas, pero nadie me echa. Katniss pide un trozo de papel y un lápiz de inmediato, sin siquiera saludar a nadie y me hace pensar que ha olvidado todo. Su aparente interés en el procedimiento, el primero que ha mostrado desde que está aquí, los toma por sorpresa. Varias miradas se intercambian. Coin personalmente le pasa los suministros, y todo el mundo espera en silencio mientras nos sentamos en la mesa y garabatea su lista.
Buttercup. La guitarra de Selene. La caza. La inmunidad de Peeta. Anunciado en público. Gale.
Esto es todo lo que puedo leer por encima de su hombro. Probablemente su única oportunidad de negociar y no sabe qué más pedir, pero con eso yo me siento más que pagada, ¿qué más podría pedir para todos? Claro, esperando que realmente acepten todo lo de la lista que Katniss sigue haciendo. La presión es bastante para todos, pero más para ella, los demás sólo somos acompañantes a su causa, pero ella es el rostro y la presión la está haciendo añicos. La veo cerrar sus ojos y comienza a recitar silenciosamente.
— Mi nombre es Katniss Everdeen. Tengo 17 años. Mi hogar es el Distrito 12. Estuve en los Juegos del Hambre. Escapé. El Capitolio me odia. Peeta fue tomado prisionero. Está vivo. Es un traidor, pero está vivo. Tengo que mantenerlo con vida...
El lápiz se mueve por la página por sí solo. Abre los ojos y revisa las letras tambaleantes, a la vez que yo me asomo discretamente para terminar de ver lo que ha pedido. YO MATO A SNOW. Mi mirada se posa en ella con media sonrisa de orgullo y asiento cómplice a sus peticiones, porque nadie más que ella merece la satisfacción de acabar con él, quizás vengando a todos los que no están y todos lo que han sufrido por su culpa en algún momento. Plutarch tose discretamente.
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II. Libertad ━ Finnick Odair
RandomSelene Ravenscroft ha logrado que Katniss Everdeen sobreviviera de nuevo a los Juegos del Hambre, aunque no queda nada de su hogar. No están a salvo todavía. El Capitolio ha capturado a Johanna, Annie, Peeta y Kenneth. El Distrito 13 existe de verda...