II. Libertad ━ Finnick Odair

• • • 『 C A P I T U L O 17.1 』 • • •

EL HECHO DE LA BODA HA TENIDO A TODOS MOVIÉNDOSE DE un lado a otro durante los siguientes días. Pronto quedan patentes las diferencias entre lo que el Capitolio y el 13 entienden por una boda. Cuando Coin habla de boda, se refiere a que dos personas firman un trozo de papel y se les asigna un compartimiento. Cuando lo dice Plutarch, quiere decir cientos de personas vestidas con ropa elegante durante tres días de celebración. Resulta divertido verlos regatear sobre los detalles. Plutarch tiene que luchas por cada invitado y cada nota musical. Después de que Coin vete una cena, entretenimiento y alcohol, Plutarch chilla:

— ¡¿Qué sentido tiene la propo si nadie se divierte?!

Es difícil lograr que un Vigilante se ajuste a un presupuesto.

Sin embargo, a pesar de tratarse de una celebración sencilla, el 13 está alborotado, ya que, al parecer, ni siquiera saben lo que son unas vacaciones. Cuando se anuncia que se necesitan niños para cantar la canción de bodas del distrito 2, se presentan casi todos. No escasean los voluntarios para ayudar a preparar la decoración. En el comedor, la gente charla animadamente sobre el acontecimiento y me preguntan mi opinión acerca de todo, pero Plutarch se niega a que coopere en algo respecto a mi propia boda.

Tampoco me molesta del todo no estar inmersa en la celebración, porque debo concentrarme en mi recuperación y Kenneth se ha encargado de hacerme sentir mejor respecto a eso, inclusive él se ve mejor que cuando llegó. No nos separamos para nada y mi sonrisa no abandona mi rostro en ningún día. Uno de los tantos días, Katniss aparece en mi compartimiento. Ya está en pie y por el rostro que trae puedo estar segura de que sabe sobre la noticia; ya había notado que Katniss rara vez puede ocultar una emoción mala, y ahora era uno de esos momentos porque no parecía convencida siquiera de estar a mi lado.

— Ey, estás mejor.

— ¿Es verdad que te vas a casar con Kenneth?

— Esperaba algo como: Selene, veo que estás mejor, yo también, podemos seguir adelante con la guerra contra el Capitolio y vengarnos de Snow.

— No estoy para juegos, Ravenscroft.

Ruedo los ojos. — Últimamente todos están de mal humor si se trata de mí.

— No, todos estamos preocupados por lo que estás haciendo, eso es todo.

— Sí, me voy a casar con Kenneth.

— ¿Por qué?

¿Por qué? Es una gran pregunta, una que llevo días pensando totalmente para convencerme a mí misma de lo que hago. ¿Por qué voy a casarme con Kenneth? ¿Él se merece aquello? ¿Yo debería hacerlo? Ya, de todas formas, no importa nada.

— Porque lo quiero.

— Se supone que te casas con alguien porque lo amas, no porque lo quieres.

— Tú te ibas a casar con Peeta, no me des esa excusa a mí, por favor.

— Era diferente. No teníamos opción.

— ¿Sabes? Nunca pensé que me iba a casar — respiro hondo —. No me mal intérpretes, se siente bien, es sólo que... la forma en cómo he vivido los últimos años no ha sido muy buena y no pensé que llegaría el momento en el que pudiese hacerlo.

— Tú quieres a Kenneth, ¿verdad?

— Demasiado, sí.

— Y lo amas, pero no de la forma que él necesita.