Capitulo 29

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—Bueno, creo que eso hizo imposible el confiarte mis problemas y luego desaparecer— suelto con ironía.

—No, aún así puedes contarme— me dedica una mirada rápida antes de volver al camino— soy bueno guardando secretos.

—Si bueno eso no lo sé— el chico a mi lado abre la boca para hablar, pero no le doy oportunidad de hacerlo ya que me apresuro a hablar— ¿También van mujeres al gimnasio de tu padre?

—Algunas veces y no son muchas la verdad— asiento— ¿Porque? ¿Te interesa ir?

—Ahora ya no— mi voz suena decepcionada sin poder evitarlo.

¿Porque no?— pregunta con su ceño fruncido.

No creo que se vea muy bien si voy yo sola y haya solo hombres ahí— su risa me saca de balance— ¿Que es tan gracioso?— pregunto con el ceño fruncido.

—En el instante en el que te vi no me pareciste del tipo de chicas que se preocupa por ese tipo de detalles— suelta un suspiro— pero claro estoy seguro de que en tu casa tienes un gimnasio completo para ti sola. Y acabo de confirmar lo que dicen— mi ceño se frunce— no juzgues un libro por su cubierta— aclara.

—No soy de ese tipo de chicas, solo que no me sentiría cómoda si... Bueno alguno de ellos comenzara con estupideces de machos, y tampoco me gustaría darles las armas para que lo hicieran— abre la boca para decir algo pero hago una seña con la mano para callarlo— y si, sí tenemos un gimnasio en casa, pero no me gusta estar ahí.

—Ahí está tu familia— hay un deje de incredulidad en su tono de voz—¿Porque no te gustaría estar en tu casa?

—Recuerdos— suelto con un encogimiento de hombros, mientras un  recuerdo fugaz de Harry me aborda.

—Ya veo— dice asintiendo— pues si decides ir al gimnasio yo no permitiré que te hagan sentir incómoda— cuando llega a casa se estaciona frente a la reja de la entrada principal—¿Aquí está bien?

Asiento.

—¿Que harás golpearlos?— una risa burlona me asalta mientras hablo.

—¡Oye!— suelta con un deje de indignación—¿Crees que no podría defenderte?

Abro la puerta de su camioneta, estoy a punto de bajar de ella, pero la mano de Matt se enreda en mi muñeca.

—Suéltame ¿Que demonios te sucede?— medio grito con algo de miedo.

Ey, tranquila sólo quería hacerte una pregunta, ¿Que clase de sujeto crees que soy?— Matt me mira como si estuviese loca— verás no me gusta quedarme con absolutamente nada, así que sólo te lo diré— mi ceño se frunce, creo saber a dónde va— ¿Porque usas esos guantes?

Lo sabía, suelto un suspiro.

— Déjame aclararte algo— me quedo unos segundos en silencio antes de continuar— Tú Matt tienes cara de un maldito psicópata, así que sí, me asustaste. Y sobre los guantes... Bueno, yo de pequeña los usaba mucho, jugaba todo el tiempo con ellos, supongo que quería ser una de esas princesas— hago un encogimiento de hombros— no lo sé, pero después fui creciendo y se sentía raro no traerlos, así que simplemente  me acostumbré a ellos.

—Si, claro— tiene sus ojos entrecerrados, así que sé que no me ha creído una mierda, puedo verlo— mira Mills, sin ánimo de ofender pero eres una mentirosa, no te creo. No creo que fueras una chiquilla mimada queriendo ser una princesita, yo más bien creo que querías ser una Jessica Jones— abro la boca para protestar pero él alza su mano para indicarme que guarde silencio— y no sólo yo pude ser un psicópata, que tal si me traías a una trampa y tú y tus cómplices me asesinaban.

Desafiando al destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora