Capitulo 36

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-Tranquila lagartija. Sólo quería saber cómo iba tu día- la voz de Matt se escucha del otro lado del aparato entre mi mano- pero veo que no muy bien.

-Oh Matt- el alivio que siento al escuchar su voz es evidente al hablar- lo siento yo... Creí que eras alguien más- suelto, al no saber exactamente que decir. No sé si debo preocuparlo.

-¿Que sucede Mills?- el deje divertido en su voz de hace unos instantes se ha esfumado.

-Yo... No lo sé. Tal vez no sea nada, tal vez estoy exagerando Matt- hago un encogimiento de hombros a pesar de que él chico no puede verme.

-Basta Liza, dime qué es lo que está pasando- suelta con dureza.

Le explico lo que ha pasado desde el día de mi cumpleaños, el mensaje extraño después de que Dan se marchó y la llamada de hace un rato. Quedamos de vernos cerca del café-bar que está cerca de la universidad, ese al que vamos seguido, después de mi trabajo.

~*~

Afortunadamente mi turno terminó, fue un infierno estar escuchando el cuchicheo -todos respecto a mi por supuesto- y las miradas indiscretas de las personas dentro de la comisaría. Ahora voy en mi auto en camino a dónde quedé de verme con mi amigo. Cuando llego estaciono el auto cerca de la acera y me adentro al lugar, mi mirada recorre el espacio en busca de Matt y no es hasta que él levanta la mano que me doy cuenta de su ubicación, me encamino hacia él y me siento enfrente.

-Hola- digo una vez que me acomodo- ¿ordenaste algo?

Asiente- no tengo mucho tiempo aquí, cerré el gimnasio y me vine. Pedí dos cafés, el tuyo moka y el mío americano- es lo que siempre pedimos. Me conoce demasiado bien- la mesera no debe tardar en traerlos- su gesto es serio y preocupado.

-Gracias- digo sonriendo- ¿Cerraste el gimnasio?- el ceño de mi amigo se frunce ligeramente y asiente- tu padre va a odiarme, dejas tirado el trabajo para venir conmigo.

Una risa con humor brota de su pecho.

-Mi padre te adora Liza, él cree que estamos juntos, a pesar de lo mucho que se lo hemos negado. Cree que por fin tengo una novia.

-Todos lo piensan- sonrío divertida.

-Lo sé, es gracioso- asiento estando de acuerdo con mi amigo- ahora dime ¿Que harás respecto a tu acosador o acosadora? Lo que sea que sea.

Abro la boca para hablar pero la mesera se acerca con su charola de dónde toma las dos tazas de café y las coloca frente a nosostros. Una chica rubia y de ojos verdes de estatura baja nos sonríe, una mesera que no había visto antes, de seguro es nueva, es obvio que no la había visto, ya que tenemos un par de semanas sin venir. Su placa en el delantal que usa marca el nombre de "Sam". Me cae bien al instante, es amable y educada. Pregunta si necesitamos algo más y después de decirle que estamos bien se marcha.

-No sé que hacer al respecto Matt- digo con un encogimiento de hombros, después de haberle dado un sorbo a mi café.

-Tienes que denunciar Liza, no puedes arriesgarte de esa manera- bebe de su café antes de continuar- ahora que eres de los suyos te harán prioridad.

Una risa carente de humor dale de mi pecho.

—Ojalá fuera así Matt. No soy más que la chica rara... Una vez más— añado— Ah, además de aprovechada.

—¿De que hablas?— pregunta con su ceño fruncido.

Le cuento por todo lo que pasé en mi primer día de trabajo incluyendo la discusión que tuve con Cale, mi encierro en el baño, las miradas, los susurros de las personas, vuelvo a comentarle sobre el mensaje el día de mi cumpleaños y sobre las llamadas que recibí antes de la suya. Todo.

Desafiando al destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora