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Era sábado y ella acababa de despertar.
Caminó fuera de su habitación para hacerse un poco de café. No iba a salir a su balcón, no quería escuchar a la idiota de Mary molestándola con el clima. Ririka siempre fue conocida por ser una gruñona, pero ella era blanda por dentro. Obviamente nunca iba a dejar que nadie vea ese lado de ella, siquiera sus amigos y definitivamente la rubia tampoco.
Alguien llamó a su puerta. Dudó en contestar por temor de que la rubia fuese quien estuviese tocando, y no estaba equivocada, cuando abrió la puerta, estaba Mary Saotome con una gran sonrisa en su cara, como siempre.
—¿Qué quieres, Saotome?— Preguntó lo más calmada que pudo, sin ánimos de irritarse, era muy temprano aún.
—¡Hola, Ririka!
—Hola.
—Bueno, como hoy es un hermoso soleado sábado, me preguntaba si tal vez querías ver una película. No estoy haciendo nada, así que-
— No, gracias. — Respondió indiferentemente sorbiendo su café.
—¿Por favor? Es un día soleado hoy. ¡Perfecto para ver una película! O tal vez te gustaría venir y podríamos ver películas todo el día. Eso sería divertido.
Ririka rió. —Lo siento, no estoy interesada en Netflix and chill. ¡Adiós!
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