¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Ririka.
La mencionada rodó sobre su lado abriendo los ojos de cara a la pared detrás de ella. Saotome quería su atención de nuevo.
Ririka estuvo durmiendo todo el día, no se molestó en salir al balcón y no era porque no quería ver a la rubia, simplemente estaba cansada.
—¿Qué quieres, Mary?— gruñó.
—Yo... ¿Puedo dormir contigo?— preguntó titubeante, su voz amortiguada por la pared.
Los ojos de Ririka se agrandaron. —Amiga, ¿Hablas en serio? ¿Por qué?
—No lo sé, así puedes abrazarme, supongo.
—Amiga, si me negué a sostener tu mano durante una película, ¿Qué te hace pensar que yo podría abrazarte? No soy de abrazos, de todos modos, especialmente con vecinos molestos como tú. — Se burló. —No, sigo sin confiar en ti después de que tú hayas, básicamente, entrado a mi casa sin mi permiso y me despertaste. Vuelve a dormir. — demandó rodando hacia su lado, ésta vez, con la espalda en la pared.
Hubo un silencio entre ellas dos, y la peliblanca finalmente estaba quedándose dormida cuando escuchó a la rubia hablar suavemente.
—Por favor. — Ririka exhaló intentando no frustrarse con esa chica.
—Está bien. La puerta está abierta.
—¡Bien!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
