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En medio de un sueño sobre cantar y billetes cayéndole del cielo, Ririka se despertó por el sonido de un fuerte golpe en la pared. Sus ojos se abrieron de golpe y se irritó de manera automática, sabiendo que Mary es la única vecina a la que en serio le gustaba hablar con ella a través de las paredes.
–Hey, Ririka.
–Duérmete, Saotome.
–¿Te puedo preguntar algo?
–No.
–Por favor.
–No.
–Por favor.
–Saotome, hazlo malditamente rápido. ¿Cómo te atreves a despertarme a las tres de la maldita mañana? Carajo. – Se quebró más allá que molesta en éste punto.
–Eres divertida. – Mary rió. –Me preguntaba, ¿Piensas que va a estar soleado más tarde?
–No lo sé, Saotome. Dijiste que iba a estar soleado toda la semana. Deberías saber la respuesta a esa pregunta. – La ojiazul afirmó.
–Pero a veces los meteorólogos mienten. Necesito que esté soleado.
–¿Por qué te importa tanto el sol se todos modos? El sol es un hijo de puta caliente. ¿Por qué te preocupas tanto por los días soleados, que hay de los otros tipos de climas?– Cuestionó sin importarle realmente oír una respuesta.
–El sol me mantiene viva.
–El sol mantiene a todos vivos, sin él no habría Tierra. – Ririka dijo.
–En realidad todavía podría ser Tierra, pero probablemente sería un planeta errante y los planetas errantes son inhabitables.
–Ve a dormir, Mary.
–Pero, Ririka, sin el sol, la Tierra sería un planeta errante.
–De acuerdo.
–Esto es importante, yo realmente necesito que esté soleado. No quiero que nuestra Tierra sea un planeta errante, ¡Estaría muy triste!
–Mary, duérmete, por favor.
–Pero, Riri-
–¡Duérmete joder!
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