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—Buen día, Ririka. — despertó con una Saotome sonriente encima de ella.
—¡¿Qué mierda haces en mi apartamento?!— Gritó empujando a la chica, sentándose rápidamente cansada de la mierda de Saotome.
—Bueno, imaginé que te quedaste dormida porque no te vi ésta mañana, por eso vine a tocar a tu puerta, pero vi que estaba abierta así que decidí venir y sorprenderte. ¿Te sorprendí?—Rió inocentemente la chica menor.
—Uh, diablos. Sí, estoy sorprendida, ahora vete. — Salió de la cama agarrándola por la nuca y la llevó hacia la puerta, la abrió y empujó a la rubia fuera.
—¡Es un día soleado, perfecto para un día de playa! ¿Quieres venir?
—No, no. No pienso estar cinco horas contigo en un coche, especialmente después de ese trico que hiciste y- Espera, ¿Traes traje de baño?— Preguntó, su rostro se suavizó en el proceso.
—Bueno, sí
—¿Sólo traje de baño?
—Y protector solar, una sombrilla, todas esas cosas geniales, sí.
—¿Eso significa que vas a sacarte la ropa?
—Duh, tonta. — Empezó a reír la de ojos ámbar.
—Espera, ya salgo.
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