¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La albina sonrió viendo el sol brillar desde la ventana del departamento de la rubia. Con un poco de esfuerzo y con cuidado de no despertar a la menor, se pasó a la molesta silla de ruedas para hacer el café.
Llegó a la cocina y sonrió feliz aspirando el olor que tenía en su piel de Saotome. La amaba y se arrepentía de haberle hecho sufrir tanto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.