¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Nunca nadie quiso venir a desayunar conmigo. Gracias por acompañarme, y antes de que digas algo, sé que soy una maldita molesta. Creo que ya aclaramos eso, pero quiero realmente agradecerte por soportarme todo éste tiempo. Nunca nadie me toleró tanto como tú, Ririka. — La rubia sonrió cálidamente y su rostro se volvió sonrojado, de nuevo. Por alguna razón Ririka la encontró tierna y quería pellizcarle las mejillas.
—Sí, seguro, cómo sea. Creo que puedo decir lo mismo. Me soportaste a mí y mis formas abusivas también.
—Eres graciosa. — Mary comenzó a reír mientras Ririka la observaba con las cejas levantadas.
—No te rías para esconder el dolor, eso lo empeora todo, Saotome. — Dijo con indiferencia mientras abría el menú, la risa de la rubia cesando inmediatamente, haciendo que la ojiazul se arrepintiese por sus palabras. La risa de Mary era malditamente adorable.
—Estoy bien, lo prometo. Esos cortes no importan más, así que podemos olvidarnos de ellos y las cosas del suicidio. Por favor, ¿Lo prometes?— Sus ojos prácticamente suplicaban que ella aceptase.
—Lo prometo, Mary. — Asintió. — No entiendo por qué antes no desayunaste con nadie más. ¿No tienes ninguna otra amiga?— Cuestionó seria.
—No en realidad. No necesito amigos.
—¿Por qué? Todos necesitan amigos o algún otro tipo de compañía.
—Te tengo a ti, no necesito amigos cuando tengo a la mejor sentada justo en frente. — Sonrió.
—Soy una idiota contigo.
—Y esa es la diferencia entre tú y yo, la principal. Ririka, tú puedes gritarme por siempre y yo seguiría queriendo saber cómo estuvo tu día. Puedes quemar toda mi casa y yo seguiré hablándote. Puedes llamarme una maldita molesta todos los días y yo seguiré hablándote todos los días sobre el clima, más allá de las cosas dañinas que puedes decir o hacer, ya sea para enojarme o entristecerme, yo seguiría asegurándome de que tú estés bien, antes de cualquier cosa o alguien, en un brillante y día soleado. *
Fue el turno de Ririka de sonrojarse.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
* Esas palabras me parecieron bastante estúpidas. Una muestra clara de falta de amor propio.