IV

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Tony no estaba seguro de si quería bajar a desayunar, la vergüenza que sentía por golpear al heredero seguía presente y estaba casi seguro de que lo volvería a ver en el desayuno.

–¿La camisa no te queda bien?, creí que había tomado las medidas exactas hace días–Rhodey entró a la habitación preocupado.

–No, no es eso–lo tranquilizó Tony.

–¿Entonces porqué no te has abrochado la camisa? Vas a llegar tarde–el chico comenzó a abotonar mientras hablaba–. Me levanté y fui a desayunar junto con todos; hay rumores acerca de que nuestro monarca va a pasar el día con ustedes–Tony asintió sin prestarle atención–. ¿Estás nervioso? ¿crees que la camisa lo impresione? Quieras o no, es una competencia, debes lucir bien.

–No lo veo como competencia ya que ni siquiera vine a competir–sólo vine por obligación–, tal vez hoy mismo me mande a casa y estaré bien con eso.

–¿Entonces no te interesa la corona o su majestad?

–No–Tony rió–. ¿Sabes? No creo que le guste que le digan "Su Majestad"–hizo comillas en el aire.

–¿Por qué piensas eso?–le preguntó Rhodey mientras le ponía su saco con el característico emblema de los Stark.

–No lo sé, simplemente así lo creo –Tony le agradeció y salió rumbo al comedor real.

Cuando le abrieron las puertas del comedor, Tony se quedó estático por unos momentos y con los labios entre abiertos

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Cuando le abrieron las puertas del comedor, Tony se quedó estático por unos momentos y con los labios entre abiertos.

Jamás había visto a gente tan arreglada; las chicas tenían pulseras, aretes y miles de anillos en las manos, sus peinados eran altos, muy altos y los chicos vestían con camisas llenas de brillos, algunos incluso, vestían unas un poco traslúcidas.

–¿También tú Bruce?–Tony tomó asiento junto a su amigo mientras trataba de no reír.

–Fue mi diseñador–farfulló Bruce–. Por suerte pude conversarle que usar un saco con muchos brillos sería una exageración, me gusta la camisa de hecho, no me quejo–Tony la miró; era negra y tenía un efecto un tanto reflector–. ¿A ti no te obligaron a vestirte más ostentoso?

–No, Rhodey simplemente me entregó este saco azul y me dijo que me lo pusiera–miró con orgullo su emblema familiar–. Hasta le agregó esto, me gusta.

–También me gusta, se ve bien.

–¿Crees que todos estén arreglados por...–un soldado lo interrumpió.

–¡Por favor, denle la bienvenida a nuestro monarca!–todos se levantaron inmediatamente, las chicas se acomodaron sus vestidos y los chicos su cabello.

Steve entró con una gran sonrisa adornando su rostro; su traje era azul marino, contrastaba bien con su camisa blanca la cual estaba desabotonada por dos botones, llevaba zapatos negros y un cinturón del mismo color.

El Rey                                                               [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora