El Rey [En pausa]

XII

–¿Y qué pasa con Bruce?–el castaño levantó su cara para mirar al monarca, este sonrió nerviosamente–. Los vi aquella vez fuera de tu oficina–murmuró Tony.

–Puede que le haya pedido acercarse, para...–el rubio mordió su labio inferior–, ¿tratar de darte celos?–Steve miró hacia otro lado–. Fue tonto, lo sé y lo siento...– se apresuró a agregar–, espera–el más alto miró al más bajo–, ¿por eso habías estado distante? ¿estabas celoso?–sonrió con picardía el rey–. ¿Funcionó?–sus ojos azules brillaron.

Tony también tenía los ojos brillosos pero era porque estaba apunto de tirarse al piso y llorar.

Tenía que decirle, debía decirle que tenía sentimientos por alguien más.

Pero no esa noche, no, eso sería cruel.

–Sólo bailemos Steve–Tony recostó su cabeza en el pecho del rubio–, sin hablar–Steve no dijo nada más después de eso, se sentía bien, pero al mismo tiempo preocupado.

¿Qué era lo que tenía Tony?

–¿Entonces siempre lo supiste?–preguntó Tony con una mueca–. No estuvo bien Brucie, nada bien–le reprochó al otro.

–Creí que era romántico–se justificó el otro.

–¿Romántico?–Stark frunció el ceño–, ¿desde cuándo tratar de encelar a alguien es romántico?–el chico que traía unos lentes puestos encogió sus hombros–. ¿A ti no te gusta?–preguntó finalmente.

–Es muy apuesto, inteligente y nos llevamos bien pero no hay química ¿sabes?–Bruce apretó sus labios–. Ambos nos dimos cuenta de ello, él se disculpó–Banner rio–, somos amigos, por eso mismo le traté de ayudar, creo que serían una gran pareja–Bruce volvió a reír–. Además, prometió no mandarme a casa todavía si lo hacía–la mirada de Tony lo incitó a seguir–, he tenido problemas con mis padres, estar lejos de ellos ha ayudado a mi salud mental–Tony asintió, comprensivamente.

Después de esa corta conversación ambos chicos volvieron a su lectura.