Definitivamente Hydra, pensó Steve cuando escuchó sus palabras.
–¿Tiene miedo, majestad?–preguntó el soldado–. Sólo denos el control y tal vez, lo dejemos con vida–su voz era grave, y sus palabras repulsivas.
–Jamás dejaré a mi pueblo a la merced de hombres como tú–dijo seriamente.
–Lo estarán–sonrió con malicia–, tendrán que arrodillarse ante mí, todos siempre terminan arrodillándose–Steve entreabrió sus labios, ¿acaso él era el mismísimo Johann Schmidt hijo?
–Jamás me arrodillaré ante un tirano–contestó Steve.
Los orbes azules del rubio viajaron al arma de fuego que Schmidt estaba sacando de su costado.
–Supongo que tendré que obligarlo–dijo al mismo tiempo que apuntaba su arma hacia el monarca.
Steve, por otro lado, alcanzó a tomar el escudo de una de las armaduras del pasillo, logrando protegerse así de la bala.
Lanzando la armadura al contrario, jarrones, floreros y demás cosas que se encontraba en el camino, Steve logró, con varios agujeros de balas en su escudo, llegar a la habitación de sus padres, el único lugar en el palacio que tenía un pasadizo para ir a cualquier parte.
¿Estaban siendo todos atacados? ¿dónde estaban sus soldados? ¿por qué el ala real no tenía protección? ¿en quiénes podía confiar?
Preguntas como esas eran las que rondaban por la cabeza del rubio mientras evitaba recibir un balazo proveniente del otro lado de la puerta.
Después de haber colocado, con dificultad, un buró frente a la entrada para evitar el paso, corrió hacia la chimenea de la habitación, cuando estuvo ahí, empujó unos cuantos ladrillos en el orden que le habían enseñado.
El muro comenzó a abrirse justo a tiempo, pues la puerta estaba siendo destrozada por el arma de fuego.
El rubio lanzó el escudo a la cama, ya no le servía.
Estando dentro del pasadizo secreto, tomó una de las linternas que se encontraban guardadas en el lugar, cuando la prendió, comenzó a correr, en su mente veía el mapa muy claramente, el problema era que no sabía a dónde ir.
Tony, debía mantenerlo a salvo.
Repasó mentalmente el mapa de nuevo; giró unas cuantas veces a la izquierda y otras a la derecha, cuando finalmente llegó al muro que debía abrir, suspiró con pesadez, si había alguien que no fuera su gente del otro lado, moriría, y no quería morir, aún debía hacer muchas cosas por su pueblo, por él.
Empujó nuevamente los ladrillos que debía, se hizo a un lado para ocultarse y tomar de sorpresa a la gente que estaba fuera de ese muro.
Su respiración se volvió lenta, suave, agudizó su oído, extrañamente, no se escuchaba nada, ni un alma y era raro pues el ala real no estaba demasiado lejos de todas las chicas y chicos.
Asomó su cabeza de poco en poco, frunció el ceño cuando notó que en efecto, no había nadie.
¿Dónde rayos estaban sus soldados? ¿por qué no estaban cuidando a su élite?
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El Rey [En pausa]
FanfictionEn el reino de Camham existen diecisiete casas de nobles. Y como la tradición ha dictado por varios años ya, cada casa debe enviar al castillo a su hijo o hija, dependiendo del género del heredero al trono, para poder tener la oportunidad de partici...