XXV

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Steve colocó su brazo sobre el pecho de Tony para después ponerlo detrás de él, de manera protectora.

–¿Steve?–preguntó Tony nervioso, estaban comenzando a ser rodeados–. Creo que deberíamos correr–susurró para después tomar la mano del más alto y correr lo más rápido que sus piernas le permitían.

Steve siempre quería hacerse el héroe y el castaño no permitiría que le pasara algo malo nuevamente, no después del daño que ya le había causado con sus mentiras.

Tony no sabía a dónde iba, sólo sabía que quería proteger al más monarca, para este punto ya era hasta absurdo no admitir que tenía sentimientos por él y sí sobrevivan, se lo diría, le diría cuánto significaba para él.

Steve volteó hacia atrás, vio a dos hombres siguiéndolos, estaban disparando en su dirección, eso no le pareció nada raro, últimamente se estaba acostumbrando a la idea de estar en un tiroteo, lo que sí le sorprendió fue sólo ver a dos de ellos cuando había hasta diez personas de Hydra en la casa de Fury, esto le hizo pensar a Steve que ellos no sabían quién era él, tal vez no lo habían visto bien por la falta de luz y eso quiso tomarlo como ventaja.

El rubio tomó la delantera aún envolviendo la mano de Tony en la suya, Steve era más rápido que Tony, gracias a esto, tuvieron una ventaja para desaparecer de la vista de Hydra.

En esos minutos de ventaja, Steve se dirigió a un coche, rompió la ventana con su codo, metió su mano después y quitó el seguro logrando abrir la puerta del conductor.

–Bien, vamos Tony–le dijo pues vio que aún estaba afuera a su lado–. Deben estar cerca–murmuró.

–Me encantaría ir, pero primero debo encender el coche Rogers, no hay llaves–dijo con obviedad y diversión en sus ojos a pesar de la situación en la que se encontraban.

Steve hizo una mueca.

–¿Cómo se hace eso?–preguntó el monarca.

Tony se agacho y metió su cabeza en dónde estaba el acelerador y freno, le lanzaba de repente miradas coquetas a Steve, este las correspondía con un ceño confundido pero también con un leve sonrojo por la posición en la que se encontraban.

El castaño sacó unos cables, luego la navaja que le había dado su padre para después cortar los cortarlos y unirlos logrando así, encender el motor del coche.

–Listo–dijo Tony con simpleza. Después cerró la puerta del conductor y corrió hacia la del pasajero.

Steve, mientras tanto, trataba de que su respiración y garganta seca volvieran a la normalidad.

Ver a Tony de aquella manera le había parecido...

–Anda ya, acelera–le dijo Tony mientras veía hacia el fondo de la calle en busca de los de Hydra.

Steve asintió varias veces con un leve sonrojo que Tony no notó y aceleró.

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El Rey                                                               [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora