El Rey [En pausa]

XXIV

Llevaban diez minutos dentro del camión; Tony ya había dejado a cinco flores sin pétalos y Steve ya se había cansando de ver el suelo.

–Entonces...–comenzó el rubio–, ¿quieres explicarme el porqué de tu omisión acerca de S.H.I.E.L.D.? –el monarca ya no quería irse entre las ramas.

–¿Ahora sí me habla?–preguntó Tony sin despegar su vista de la flor que tenía entre sus manos.

Steve frunció el ceño ¿por qué le hablaba de usted?

–Tony no tienes porq...–Steve comenzó a decir pero se vio interrumpido por el castaño.

–Lamento no haberle sido honesto, pero no podía serlo pues no tenía–lo miró brevemente–, ni tengo idea de lo que es S.H.I.E.L.D. con exactitud o qué es lo que hace, supe de ella gracias a Hill–miró hacia dónde estaba el conductor aunque no pudiera verla a ella–, quién conocí cuando estaba en la biblioteca y no le dije sobre eso porque la última vez que sus guardias la vieron, terminé con un rasguño de bala en mi brazo por salvarla, no quería ponerla en riesgo nuevamente con los interrogatorios que de seguro le harían y por eso, le pido perdón. –Tony tomó aire–. Y...–lo dijo suavemente–, hay otra cosa...–la persona infiltrada, Tony sabía que Steve se enojaría aún más con él, debió haberle dicho, pero aún no confiaba en S.H.I.E.L.D. y hasta ese momento había creído que Sharon era la infiltrada pero mentiría si dijera que no se estaba dejando llevar por los celos que lo carcomían cada vez que los veía juntos.

Steve lo veía expectante.

–¿Qué más debes decirme Tony?–preguntó el monarca.

–Hill me dijo que puede haber alguien de Hydra entre la élite–dijo Tony en un volumen bajo.

–¿Qué?–Steve tensó su mandíbula–. ¿De qué hablas?–preguntó–, Tony...–suspiró con pesadez–, por favor, ¿de qué hablas?–dijo más tranquilo, enojándose no resolverían nada, pero el castaño lo estaba haciendo difícil, habían demasiados secretos y a Steve le dolía.

–No sé nada de S.H.I.E.L.D., nada de Hill, no sabía si su información era confiable, no sé porqué Hill me lo dijo a mí y...–suspiró con pesadez–, creí que si había alguien infiltrado, tal vez yo podría dar con él, paso más tiempo con ellos que tú, que usted–se corrigió rápidamente–, ahora veo que era y es, una tontería–Tony lo miró a los ojos por primera vez–, quería protegerlo, fue estúpido, lamento haberle ocultado eso–el castaño apretó el puente de su nariz, realmente había sido estúpido ¿cómo iba él a descubrir a alguien sumamente entrenado? Era un desastre.

Steve recargó su cabeza en la "pared" de la camioneta.

Se puso en los zapatos de Tony por un momento.

¿Qué hubiera hecho yo?, se preguntó, probablemente lo mismo, concluyó.

Ambos chicos se parecían demasiado aunque la mayoría del tiempo parecía que eran polos opuestos.

–Hubiera hecho lo mismo muy probablemente–aceptó y suspiró–. Te entiendo...–lo miró–, o al menos trato–rio sin gracia.

–Lo lamento–dijo nuevamente Tony en un susurro–, no sabe cuánto–Steve rodó los ojos un tanto divertido.

–Te perdonaré sólo si vuelves a tutearme–dijo con media sonrisa–, me haces sentir un anciano.

Tony frunció el ceño, ¿de verdad lo estaba perdonando?

–¿Hablas en serio?–preguntó con confusión.

–Si...–sonrió levemente Steve–, hablo en serio.