El Rey [En pausa]

XI

Cuando la ceremonia terminó, llegó lo que todos habían estado esperando, la gran fiesta.

Meseros y meseras iban de un lado a otro con bandejas llenas de comida, los nobles bailaban mientras la corte observaba.

Odín se había marchado pero dejó a Thor, y con él, cien barriles de alcohol asgardiano.

Steve temía el desastre que se podría generar si no estaba en la misma habitación que su primo, pero la prensa había insistido en hacer una sesión fotográfica del nuevo rey junto con los jóvenes nobles que aún permanecían en el palacio.

–En tres, dos, uno–el ruido de la cámara se hizo presente–. Muchas gracias Lady Lu–dijo el fotógrafo–. ¿Quién sigue?–sonrió amablemente en cuanto vio a Lady Emma–. Su majestad, ¿podría colocarse detrás de ella?–el rubio le hizo caso pero este no cambió su rostro, estaba serio pero al mismo tiempo tranquilo, cómo se esperaría de un rey–. Perfecto–dijo mientras tomaba la foto.

Tony era el siguiente, pero no estaba nervioso, era una persona fotogénica, el que le preocupaba era Steve, lucía tan serio.

–¿Quién sigue?–cuando Tony escuchó la pregunta avanzó confiado.

–Su majestad–Stark se inclinó mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios. Steve inclinó levemente su cabeza, contestando el saludo del otro.

–Acomódense cómo deseen–indicó el chico de la cámara.

Tony tomó la iniciativa llevando su brazo a la cadera del más alto, Steve rodeó el hombre del castaño con el suyo atrayéndolo hacia sí.

Tony le miró, instantáneamente,  se formó una mueca en sus labios.

–Pareces un diplomático Steve, sonríe, es tu día.

–Tony...–Steve rio un poco–, soy un diplomático

–Pero puedes ser un diplomático feliz, anda sonríe–Tony pestañeó varias veces–. Sonríe, o te haré cosquillas–el rubio seguía igual–. Tú lo pediste–Tony comenzó a mover sus dedos sobre el traje del más alto, logrando así hacerle reír.

Ambos tenían los ojos puestos en el contrario, más su contacto visual se vio interrumpido por la luz cegadora de la cámara, el flash.

–Perfecto–dijo el fotógrafo, Tony frunció el ceño.

–Ni siquiera estábamos viendo a la cámara ¿está seguro?–preguntó preocupado, nunca había salido mal en una foto, no iba a empezar ahora.

El chico con la cámara asintió.

–Estoy seguro que salió bien Tony–lo calmó Steve, el castaño asintió y empezó a alejarse, era el turno de Neal–. Por cierto–Steve le tomó del brazo, para detenerlo–. Gracias por hacerme reír–Tony asintió con media sonrisa y dio media vuelta.

La culpa volvió a carcomerle, los recuerdos volvían a su mente.

–¡Tony!–el susodicho levantó la mirada y en cuánto lo hizo vio el rostro de su madre.

–¡Mamá!–Tony hundió su nariz en el espacio que había en su cuello, la había extrañado.

–¿No hay abrazo para mí?–los chicos Stark siempre habían tenido peleas, como cualquier padre e hijo, pero siempre lograban superarlas pues después de todo eran familia.