XVI

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–Van a hacer un sorteo–informó Steve mientras le daba un sorbo a su taza con té.

–¿De qué habla, su majestad?–preguntó Lu mientras tomaba un pastelito.

–Vienen nuevas personas al palacio, Lady Lu–contestó, ocultando el nerviosismo que esa situación le causaba.

–¿Qué? ¿por qué?–Neal preguntó un poco a la defensiva.

–Traté de razonar con los miembros de la corte–Steve suspiró pesadamente–, pero creen firmemente que para restablecer el apoyo completo del pueblo es necesario esto.

–¿Apoyo? ¿se ha perdido?–Bruce preguntó con el ceño fruncido.

–Fue por lo qué pasó con Lady Emma y Hugo ¿cierto majestad?–Raquel lo miró triste.

Más gente en el palacio significaba más competencia, algo que no le beneficiaba a ninguno de los presentes.

Los nobles, en ese momento, eran muy pocos, y aún así Steve no había tenido citas con ninguno desde antes de la coronación.

Si el rey teniendo cinco personas en su palacio no tenía tiempo para ellos, mucho menos lo iba a tener cuando hubieran más personas cerca.

–¿Sabe cuántas personas van a seleccionar?–preguntó Tony.

Las palabras de Hill aparecieron en su cabeza.

–Sabemos que el infiltrado es un candidato para unirse en matrimonio al rey, no sabemos si ya está aquí o sí llegará apenas.

—La corte cree que ninguno de los que está aquí, es adecuado para ser reina o rey. La misma le propondrá a Steve, en unos días, tal vez, una selección, vendrá gente de todo el reino y puede que de esa selección salga nuestro enemigo, si es que no está aquí ya.

Tony mordió su labio, esto era un desastre.

Debía hablar con Hill, todo lo que le había dicho estaba pasando.

–Quieren que se seleccione a siete personas–contestó el rubio.

–¿Usted las va a seleccionar?–el estómago de Tony fue invadido por un cosquilleo nervioso.

–No personalmente–los ojos de Steve se enfocaron en el castaño–, van a sortear las cuarenta y seis provincias y se van a escoger sólo siete, de esas siete tanto chicas como chicos pueden inscribirse, se va a escoger sólo un nombre.

–Entonces...déjeme ver si entendí, majestad–carraspeó Neal–. Vendrán siete personas, ¿cada una correspondiente a las siete provincias que salgan?

–Precisamente–Steve se sentó derecho y suspiró–. Escuchen, sé que no he tenido, últimamente, la oportunidad de estar con cada uno de ustedes, a solas, quiero decir, y va a ser más difícil aún porque tendré que hacer lo mismo que he estado haciendo con ustedes–se refiere a salir con ellos, se dijo Tony–, pero con los nuevos invitados–el rubio apretó sus labios–. ¿Qué día es hoy?

–Miércoles, majestad–contestó Raquel.

–Gracias Lady Raquel–le sonrió–, el fin de semana será el día en que toda esta selección empiece–tragó duro–. Mandé eliminar lo que tenía en mi agenda, para estar con cada uno de ustedes por lo que resta de la semana antes de que lleguen los demás–sonrió a medias–, los he descuidado, y lo lamento–Steve paseó sus dos zafiros entre los presentes–, espero puedan perdonarme, les recompensaré.

–No se preocupe su majestad, creo que hablo por todos cuando digo que entiendo perfectamente que no tenga tiempo, después de todo, es usted un rey, nuestro rey–Lu respondió y los demás asintieron estando de acuerdo.

El Rey                                                               [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora