El Rey [En pausa]

XXVII

La habitación en la que se encontraban los jóvenes de la realeza estaba repleta de viejos documentos, ese aroma era uno de los favoritos de Steve, de alguna forma lo hacía sentir cerca de su padre.

Después de terminar de leer el reporte que le acababa de ser entregado llevó sus manos a su rubia cabellera con frustración.

–¿De verdad no encontraste nada? ¿ni un rastro, pista, señal, algo que nos indique que están vivos?–Thor negó con lentitud, era el mejor en Asgard ¿por qué en Camham no?

Su primo lo despidió con un suave «te veré en la cena», Thor como respuesta suspiró antes de retirarse, podía imaginarse la frustración que el otro estaba sintiendo, tal vez el reino no lo sabía por completo, pero estaban en guerra, una silenciosa pero guerra al final de cuentas y no había mucho que pudieran hacer si el enemigo siempre parecía estar un paso adelante de ellos, estaban a ciegas y eso no le gustaba al príncipe.

Se encontraba tan ensimismado en sus pensamientos que no supo cómo terminó en ese pasillo.

Sentía que estaba invadiendo el espacio de la joven pareja que se estaba despidiendo en el umbral de la puerta. Al momento en el que el castaño depositó un beso en el dorso de la mano de la rubia se removió incómodo y un inesperado enojo creció dentro de su pecho.

–Alteza, ¿sabía que es de mala educación espiar a las personas?–de un momento a otro el castaño se encontraba frente a él con una sonrisa divertida en su rostro.

–Y-Yo...–titubeó el rubio.

–Alteza–se acercó la doncella haciendo una reverencia–. Me preguntaba si necesitaba o deseaba algo–dijo en un tono sugerente. Los labios de Bruce formaron una mueca, la recordaba, era la chica con la que había visto a Thor salir de una habitación tiempo atrás.

–Jane, hola–saludó con una sonrisa un tanto incómodo por su tono no porque no le atrajera si no por Bruce, se sentía culpable y no entendía muy bien porqué. Miró al más bajo de reojo, notó su ¿molestia?—. No, ambos estábamos bien, pero sí necesitamos algo te mandaré llamar–la castaña asintió avergonzada para después hacer una reverencia y marcharse.

–Bueno, tal vez nos veamos después, alteza–Bruce comenzó a hacer una reverencia la cual se vio interrumpida por el más alto.

–No–Banner se incorporó con el ceño fruncido–. No le estaba espiando y no, no quiero que nos veamos después, me gustaría seguir siendo su compañía, si me lo permite–el más bajo sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas.

Bruce río por lo bajo y asintió.

–Creo que un paseo por los jardines antes de cenar nos hará bien, alteza–su sonrisa se ensanchó a la espera de su respuesta.

–Thor, dime Thor–sonrió el príncipe–. Sé que de alguna forma arruiné nuestros primeros encuentros–miró el piso avergonzado por unos segundos–.
Pero quiero recompensarlo–le dijo sincero.

Bruce sonrío ladinamente.

–Dime Bruce–el menor estiró su mano para estrecharla con la de Thor.

Un cosquilleo se instaló en las palmas de sus manos al momento del contacto pero ninguno dijo nada, sólo se quedaron ahí, sonriéndole al otro.