•DOS•

221 38 34
                                    

JÚPITER

Paso mis manos por mi rostro mojado, empujo mi cabello hacia tras y dejo que toda agua ruede por mi rostro. No sé cuánto tiempo permanezco así, pero me relaja, me gusta. Cosmos siempre dice que es algo extraño que ame ducharme, pero él es Cosmos, y nadie le anda diciendo lo raro que es todo el tiempo.

Cierro la pila de la ducha y aparto la cortina de baño para tomar la toalla, la enrollo en mis caderas antes de salir a mi habitación. He tardado en el baño, cuando entre iban a ser las cinco, y ya faltan 10 para las seis, un nuevo record que agendar en mi cabeza. Camino hasta el closet dejando un camino mojado detrás. Tomo unos jeans oscuros y un suéter gris con capucha. Nashira tiene buen ojo para la ropa, no hace falta que le digas lo que quieres, ella es la modista de aquí y con solo verte una vez sabe lo que necesitas y quieres.

Lástima que ella no pueda vestirse de una sola manera.

Voy a los cajones de mi ropa interior y luego de soltar la toalla en el perchero me visto. Aún es temprano, y hoy no tengo más tareas. Así que solo saldré a la cena y volveré temprano para terminar el libro.

Terminar el libro.

Orión ha dicho que no lo terminaría en dos días y eso solo logro enojarme, ¿realmente no podía? ¡Claro que lo haria! Puedo demostrarle que se equivoca. Regreso a mi habitación y voy al baño para limpiar el reguero de agua que he dejado, una vez termino me coloco mis calcetines, acomodo la calefacción y me lanzo a la cama con el libro en mano, 600 páginas deben leerse antes de la cena, así que no será nada dificil.

La alarma de las 07:00PM me obliga a quitar la vista del libro. Debe de ser una broma, solo me falta una página, solo una y lo término ¡Solo una! La alarma vuelve a sonar un par de veces más hasta que el ruido comienza a irritarme. Me levanto rápidamente y apago la alarma del móvil para regresar a la cama y retomar la lectura:

"En 1950, el poeta Cesare Pavese estaba en la cúspide de su carrera literaria, era aclamado por sus colegas y su país y estaba considerado el autor italiano más destacado del momento. En agosto de aquel año se tomó una dosis mortal de somníferos y, aunque llevaba un diario, nadie supo explicarse por qué lo hizo. La escritora Natalia Ginzburg lo recordaba después de su muerte con estas palabras:

«Nos parecía que su tristeza era la de un muchacho, la melancolía voluptuosa y despistada de un muchacho que todavía no tiene los pies sobre la tierra y que se mueve en el mundo árido y solitario de los sueños».

Era un epitafio que podría estar perfectamente escrito para Finch, aunque él ya se encargó de escribirlo:   «Theodore Finch: estuve vivo. Ardí con incandescencia. Y luego morí, aunque en realidad, no. Porque alguien como yo no puede morir y no muere como los demás. Permanezco ahí, como las leyendas del Blue Hole. Siempre estaré aquí, en las ofrendas y en las personas que dejé atrás».

Nado por la superficie bajo el cielo inmenso y despejado, bajo el sol, bajo todo ese azul que me recuerda a Theodore Finch, del mismo modo que todo me recuerda a él, y pienso en mi epitafio, pendiente aún de escribir, y en todos los lugares que recorreré. Ya no tengo raíces, pero floto, toda de oro. Siento que mil posibilidades nacen en mí."

Mil posibilidades. Linda frase.

Me incorporo y tomo el par de tenis negro de debajo de la cama. Con el libro en mano salgo de la cabaña de habitaciones y bajo para caminar por el cesped hasta la cabaña del comedor que esta a solo unos pasos. Los faroles se encienden rápidamente ante la oscuridad del lugar, normalmente en esta epoca tenemos pocas horas de luz, y hoy al parecer seria uno de esos dias. Cuando entro a la cabaña me dirijo con una sonrisa triunfante hacia el sitio de Orión en la mesa, hoy ha elegido usar el suéter de Bob Esponja que Halley le ha regalado, cosa que seguramente hará que la chica suelte uno de sus gritos molestos. Dejo el libro junto a su copa de agua y clavo mis ojos en los suyo para disfrutar del momento en que sus ojos cafés se abren en gran manera cuando notan el libro.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora