•TRES•

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AMNESIA

Definitivamente esta habitación está en mejor estado que en la que desperté. Nashira me ha comentado durante la cena que todas las habitaciones tienen las mismas cosas, pero que la puedo decorar a mi manera si lo deseo tal como ella, pero si no, no habría problemas ya que muchos suelen dejarlas como antes. Pero allí estaba el dilema, ¿Qué se supone haría en la habitación? La pregunra rondo por varios segundos en mi cabeza, hasta entender que realmente no encontraba algo para responder.

La cama es inmensa y esta cubierta de sábanas blancas que la hacen lucir como la de una revista. Junto a ella está la mesa de noche con una lámpara, y otro par de cosas. Hay dos puertas, supongo que una será para el baño y la otra dará al closet. Hay un pequeño stand de libros en la pared de la ventana, hay un escritorio con una laptop y una silla reclinable. Incluso hay un pequeño sofá y una alfombra blanca.

Bueno, todo es blanco: pisos, paredes, adornos.

— ¿Te quedaras aquí toda la noche, o vas a entrar? —suelta el chico en ese tono tan indiferente que ya uso tantas veces ¿Pero cuál es su problema? —. Vamos, entra. ¿O que no sabes entrar?

Le pongo los ojos en blanco y doy un paso adentro de la inmensa habitación. Escucho el chirrido de la puerta y me vuelvo a él rápidamente.

—Espera—él se detiene a mirarme, irritado—. ¿Te he hecho daño? —pregunto algo precavida. El chico aparta los mechones oscuros de cabello de su frente, sus ojos grises se entrecierran y él menea la cabeza—. Entonces ¿Por qué me odias?

—No te odio—responde con simpleza.

— ¿Entonces porque no levantaste la mano? ¿Por qué no dejabas de mirarme extrañamente en la cena? ¿Por qué tu tono es tan... odioso? Debe de haber alguna razón, supongo que...

Él hunde las cejas y guarda silencio por unos segundos, abre la boca para responder pero solo me da la espalda para irse por el pasillo.

—Vete a dormir que esto no es un interrogatorio—suelta cuando se pierde al cruzar.

Y yo que creí Cosmos era el más extraño.

Cierro la puerta e intento decidir un lugar exacto al que ir antes de dormir, asi que opto por registrar el closet.

Ropa blanca y más ropa blanca.

Hay un par de jeans que apuesto me quedaran inmensos, shorts algo cortos  y pijamas, agradezco el hecho de que haya suéteres, porque el frio de este lugar es alucinante. Luego de cerrar las cortinas de la ventana y la puerta con seguro, me cambio mi suéter y mis jeans por una de los pijamas de chicas más pequeños del closet, aunque aún así me quedan algo grande. La cabeza comienza a dolerme y recuerdo que debo tomarme la pastilla que la doctora Venus me dio. Busco en los bolsillos del jeans y encuentro el blíster, busco por la habitación alguna señal de un vaso de agua hasta que recuerdo que la pelirroja dijo que iría a la cocina para llenar su vaso de agua.

Así que, debe haber una cocina en este lugar. La pregunta es ¿Dónde?

Tomo el blíster, un par de calcetines y me escabullo escaleras abajo para encontrar esa fulana cocina que espero esté abierta. Me detengo en cierto escalón y me pregunto si debería informar a mi guía antes, porque la comandante ha dicho que él debería ayudarme en todo. Pero, él de veras es molesto y una vocecilla interna me aconseja que si toco su puerta a estás horas solo recibiré un portazo de su parte.

Con mi conciencia limpia termino de bajar las escaleras de madera. El piso inferior de la cabaña de las habitaciones es algo acogedor, las paredes de madera están repletasde fotografías de varios grupos de personas, hay unos sofás de tela color crema con una pequeña mesita de cristal, un pasillo que da a un lugar que por ahora no es de mi interés, y una de las paredes es completamente de cristal que muestra una parte del jardín que da a otras cabañas que quizá mañana conoceré.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora