•VEINTIDÓS•

60 25 42
                                    

AMNESIA

Dos semanas.

Eso era lo que faltaba para la cacería, y obviamente tenía razones de sobra para estar nerviosa por eso. La cacería implicaba muchas cosas, una de ellas era las mil y un posibilidades de que yo, la torpe sin-recuerdos lo echara todo a perder. Pero debía seguir el consejo de... no, obligación de parte de la comandante de no estresarnos con la noticia. Por ello me encontraba en la biblioteca de nuevo esperando a Adhara, la semana pasada habíamos quedado para leer El Principito, pero ella aun no llegaba, aunque de igual forma solo logre leer un par de capítulos y escribir en un cuaderno algunas frases que me encantaron.

Durante varios minutos estuve mirando a cada rato aquel teléfono móvil que Mercurio me había dado en caso de necesitarlo, hasta ahora solo lo utilizaba para ver la hora y descargar algunas canciones que el mismo sugirió. Pero como dije, lo utilizaba para ver la hora, y eso me sirvió de mucho al darme cuenta de que ya había pasado una hora y aun la pequeña francesa no aparecía. Decidí enviarle un texto a Sú para saber si podíamos adelantar nuestra hora de películas y me fui de la desolada biblioteca donde solo estábamos Vega y yo. Antes de entrar a mi habitación recibí una respuesta afirmativa de la rubia así que opte por irme directo a su puerta.

No me falto tocar.

—Hola—me saluda ella abriendo la puerta.

— ¿Cómo sabías que...? —intente preguntar.

—Vi tu sombra por debajo de la puerta—se encoje de hombros cómo si lo que acaba de decir fuesé lo más normal del mundo y hace espacio para que pueda entrar.

Con sinceridad, no había estado en ninguna otra habitación que no fuese la mía o la de Luna. Llámalo tonto, yo lo llamo no ser sociable. A diferencia de la mía, la habitación de Venus estaba muy organizada y repleta de colores, tenía el escritorio que suponía traían todos las habitaciones, las puertas del baño y closet y un inmenso televisor frente a la cama ya muy arreglada.

— ¿Con quién tengo el placer de hablar hoy? —pregunto girándome hacia ella.

Venus ya me había dado un par de pautas necesarias para saber diferenciar a la Venus original de la Venus amigable, pero ya saben, nunca las aprendí.

—Hablas con la hermosa Venus II—canturreo arrogante mientras se deslizaba a acostarse a la cama y encender la tv— ¿Acaso no notaste que el hermoso resplandor que te recibió fue Sú? —ironizo.

Sip. Ella era la otra. Las pocas veces que solía estar o ver a la Venus original, esta solía ser algo testaruda y tímida. Mientras que ella, la que traigo frente a mí, podía ser la chica más alegre, arrogante y algo traviesa. Deje el pequeño libro y teléfono a un lado del escritorio y me senté en la cama junto a  la rubia.

Teníamos planeado ver solo una película de princesas, pero luego de ser Brave -la emocionante historia de la pelirroja que no desea un príncipe-, elegimos ver Moana. Cabe destacar que las películas estaban grabadas porque al parecer a Venus II le agradan las películas donde le enseñan a las niñas la realidad de no necesitar un 'príncipe' para ser más en sus vidas.

—Aquí entre nosotras, quiero ser como Moana—confeso tirándose hasta atrás en la cama, acomodo un cojín en su pecho y lo abraza—. Romper las reglas y lanzarme al mar, depender de ello. Ser yo.

Si no fuese la Venus II quien soltará ese comentario, tal vez incluso me agradara. Pero ya Júpiter me había contado la situación, por más sueños de independencia que tuviera ella, la que realmente tomaba las decisiones era la original. No podía elegir, no podía, ni debía hacerlo. Al fin y al cabo su tiempo al control era reducido, Venus I siempre tomaba el control a largo plazo, siempre intentaba estar al cargo siempre, aunque eso fuese temporal para ambas.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora